
Me
sentí durante el paseo como una loba con una gran camada, como una mamá postiza
que cuida de los sueños de sus pequeñas. Me preguntaba qué haría si llamaban a
la puerta con dolor o con miedo, si sus pesadillas las despertarían en medio de
la noche y recurrirían a mis brazos...Creo que no soy tan buena escritora como
para describir con palabras lo que sentí anoche, la responsabilidad pero al
mismo tiempo esa sensación de protección mutua, de oír que se mueven en sus
camitas, de sentir que van al baño o que se dan la vuelta y saber que esta
noche no duermo sola : ¿será que cuido yo de ellas o en realidad me cuidan
ellas a mi?.

Entro
en la primera habitación y las cuatro niñas siguen durmiendo en sus literas,
las mosquiteras apenas se han movido desde anoche como si se hubieran quedado
petrificadas en sus camas. Meto la mano por debajo de una de las mosquiteras y
le hago cosquillas a la chiquitina mientras le susurro que se despierte que ya
es de día. Abrió los ojitos casi al momento como sorprendida por descubrir una
mano tan cerca de su cara, pero en cuanto vio que era yo, sonrió y sus
desaliñados dientes lucieron como si alguien hubiera encendido la luz.
Así
con todas mientras la música de "Arriba la Vida" sonaba a todo
volumen para amenizar el duro trance de despertarse un lunes por la mañana.
Cuando
todas estaba ya despiertas, acompañé a algunas a lavarse la carita. Cuando abrí
el grifo y metí la mano para hacer lo mismo, me encontré con algo que ya se me
había olvidado: el agua del tajamar. Salía marrón y tenía un olor nauseabundo
que me llevó a pensar que más valía que me lavara la cara con barro. Sin
embargo, cuando quise darme cuenta ya todas estaban echándose el agua en la
cara como si fuera de un manantial de Mondariz : "Ellas están
acostumbradas" pensé y me avergoncé al darme cuenta de que mis pies habían
retrocedido un paso. "Si ellas lo hacen,¿ por qué yo voy a lavarme la cara
con la limpia agua de mi baño?" "¿Soy a caso mejor que ellas?" .
Sigo intentando responder por qué no fui capaz de lavarme la cara ahí si la
niña que tenía al lado no es que se lavara la cara, es que bebió un trago sin
contemplaciones. Si os digo al verdad no puedo evitar sentirme una mierda al
pensar en todo lo que yo tengo y a lo que no le doy valor porque lo considero
algo normal . En mi casa, muchas veces el agua corre sin problemas
por los grifos y mangueras, limpia y transparente; me doy baños de agua
caliente con espuma y si hay un mosquito en un vaso de agua lo tiro.

¿Cómo
se le pude pedir humildad a un mundo que ha perdido la capacidad de
sorprenderse porque el agua del grifo salga limpia, fresca y depurada? Es sólo
un ejemplo de todas esas cosas que nos han dejado de llamar la atención porque
son demasiado comunes. Aquí muchas veces ocurre también, pero es quizás más
grave, que lo que sea normal aquí, es que un niño trabaje y no que el agua del
grifo esté depurada. Cada sociedad y su idiosincrasia, cada problema y su razón
de ser, pero al menos, la capacidad de sorprendernos, la capacidad de tener capacidad
para ver más allá de nuestras propias realidades; al menos eso, que
jamás se pierda porque entonces habremos perdido nuestra propia esencia, la
esencia de la curiosidad, del descubrimiento y con ella la esencia de la
evolución positiva más allá de los dictámenes de una sociedad moderna y
corrupta.
Suena
la campana. Entre estas divagaciones mías las niñas se peinan delante del
espejo. Una de ellas me pide que le desenrede el cabello. Tienen el poder de
devolverme siempre la sonrisa. Como una vez me dijo alguien a quien no olvidaré jamás: "tienes de tu lado la sonrisa de los niños". Eso de momento,
es más que suficiente.
pd: la semanera es la que se ocupa de dormir con las niñas cada semana. Puedo gritar a los cuatro vientos que esta semana : SOY LA SEMANERAAAAA!!!:):):)
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