
"Olvidarme de ti eso es imposible, iluminaste
los días que pasé contigo con tu alegría y tu sonrisa, iluminaste nuestro
corazón con cada pasito, esa huella
siempre quedará marcada. TE QUIERO MUCHÍSIMO, eres una chica excelente, nunca
cambies tu forma de ser y sigue luchando siempre por seguir adelante"
(Merlyna)
"Gracias por enseñarme a cantar, algún día me
verás cantando en los mejores
escenarios, algún día mi sueño se hará realidad y te llevaré siempre en mi
memoria"(Eliana)
"Hola Olaya, te quiero muchísimo y te llevaré
siempre en mi corazón, quiero preguntarte qué día vas a volver. Quiero que
sepas que siempre te recordaré" (Leticia)
"Te escribo esta carta porque quiero que
sepas que eres la mejor amiga que he tenido, gracias por enseñarme tantas cosas
como los números romanos, matemáticas y todo lo demás. No quiero que te vayas"
(Perla)
"Olaya, quiero que el próximo año puedas
volver con nosotras y te recibiremos con mucho cariño y alegría, sos la mejor
entre las voluntarias, la más linda y la más buena y nunca te olvidaré"
(Anahí)
"Hola amiga, primeramente decirte que
San Isidro siempre será tu casa. Nunca he encontrado una amiga tan linda,
amable cariñosa, respetuosa y nunca voy a olvidar los momentos felices que
pasamos juntas, en especial las clases de FLAUTAA!!" (Lourdes
Patricia)
"Gracias por venir junto a nosotras, te
amo mucho, no te voy a olvidar y te voy a esperar siempre" (Wilma)
"Hello my friend! Te escribo este recuerdo,
no con tristeza, sino con alegría de haberte conocido, porque eres una mujer
genial e inteligente. Guardo muchos momentos que nadie podrá romper ni sacar
porque los tengo en mi corazón. Están ocupando el lugar de los mejores
recuerdos. Gracias por ofrecerme tu amistad, por darme el cariño de mamá, por
enseñarnos sobre la fotografía, por los momentos felices y muchos otros. No voy
a dejar que el dolorde tu viaje venza los momentos felices. Yo te quiero como
si fueras mi madre, eres tan especial para mí. Desde que llegaste, desde que
escuché tu nombre, sabía que algo de mí me acercaba a ti como un imán y luego
tu no tardaste en abrirme la puerta de tu amistad. Voy a rezar por ti y por tu
familia y para que algún día puedas volver. No olvides que San Isidro ya es tu
hogar(...)" (Marlis)




Estas
cartas son sólo una parte de todas las que han escrito. Una parte mínima del
cariño y el amor que incondicionalmente te entregan estos pequeños que tiene
que despedir cada poco tiempo a quienes pasan por sus vidas como un suspiro.
Voluntarios como yo, que han compartido su día a día por muy poco tiempo que
fuera. Prometí que no lloraría, les he reñido a ellas por llora cuando me iba,
porque debíamos alegrarnos por habernos encontrado en la vida, por compartir
buenos momentos, irrepetibles e inolvidables. Quien esté libre de llorar que me
tire una caja de clínex porque no he podido mantener mi promesa.
Cada
una de ellos me ha pedido que les deje un regalo de recuerdo, pero obviamente
no he podido reunir 300 recuerdos así que le he propuesto al director y hermano
Aníbal crear el HUELLACÁN, un árbol de los recuerdos adornado por los zapatos
de todos los que han pasado por allí y han dejado huella. Así lo hemos hecho.
No sé si durará para siempre, ni tan siquiera si seguirán allí la próxima
semana, pero mis botas descansan ahora al lado del monumento de San Isidro y
allí colgadas en el cielo llevan escrito un mensaje: "Olaya. SEPT 13:
NUNCA DEJÉIS DE SOÑAR".

Si
algún día encontráis este blog y lo leéis, he aquí mi carta para vosotr@s:
Queridos niños y niñas de San Isidro:
Sois la luz que ilumina el mundo, pequeños
ángeles caídos del cielo para recordarnos que la esperanza del ser humano está
puesta en niños como vosotros. Sois el futuro del mundo y el presente regalo de
corazones rotos como lo estaba el mío cuando os encontré. Doy gracias al
destino por haberme permitido conoceros. He vuelto a ser niña, a jugar a la
goma, a la comba, a polis y a cacos, a tocar la flauta a cantar todo el día sin
cesar...Sois la droga más adictiva del mundo.
No me olvidaré de esas carcajadas
inocentes, de esas vocecitas agudas, de
veros pescar con el agua por las rodillas y los pies enterrados en el fango, de
las llantinas que os entran cuando un amigo os decepciona, de veros abrir esos
ojitos cada mañana.... en definitiva, no me olvidaré jamás de que como ya os he
dicho una vez, me habéis recordado todo lo que en esta vida, merece la pena.

Vine con las manos vacías literalmente y me
voy con las muñecas llenas de recuerdos, de pulseras, de anillos que no han
dudado en regalarme a pesar de ser, en ocasiones, lo único que tenían. Les daba
igual quedarse sin nada con tal de que algo suyo viajara conmigo para que no
les olvidara. Pero mis queridos niños...¡olvidaros sería totalmente imposible!
Lucharé por recordar tan nítidas como las recuerdo hoy, cada una de vuestras
caritas sonrientes por el resto de mi vida.
Una voluntaria que ha encontrado en San
Isidro mucho más de lo que ha dado.
Olaya López Alonso.
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