viernes, 28 de junio de 2013



CAPÍTULO 3: ESAS CARITAS SONRIENTES





Cuando tienes un sueño y lo persigues, no existe la vergüenza, la timidez o el miedo. Mucha gente me advierte de los peligros que corro en tierras que pocos conocen, con niños que son historias de dolor y superación y que seguramente una vez que vuelva no volveré a ver...pero nada me para, quiero seguir por ellos, porque los niños es lo único en lo que realmente me queda esperanza en un mundo cada vez menos humano y mecanizado. Ellos no son fotos, son personitas, con familias como la tuya o la mía, sin hipotecas porque sus casas son de maderos o cartones, sin lujos porque de todo hacen un buen plato y lo comparten, pero con una cosa que nosotros no somos capaces de hacer por mucho más que tengamos...una eterna sonrisa. Gracias a todos lo voluntarios que estáis contribuyendo a este viaje inolvidable, que os paráis a comprar un cinturón o a donar 20 céntimos aunque sea el peor momento, gracias porque en los peores momentos, es cuando más personas nos volvemos...



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