pd: diarios del país dicen que la huelga puede prolongarse hasta por 30 días afectando a 1.400.000 pequeños. Las huelgas son necesarias para que cambie el rumbo de la injusticia, pero ¿quién lo está pagando? Por supuesto a los de arriba no les afecta...
La preparación de una experiencia única desde su minuto 0: soy periodista y ex-alumna del colegio SAN JOSÉ DE CLUNY. El 19 de julio salgo camino al comedor que estas monjas tienen el Asunción y al internado de Pozo Colorado. ¿Me acompañas?
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lunes, 29 de julio de 2013
CAPÍTULO 20: UNA HUELGA QUE PAGAN LOS NIÑOS
martes, 23 de julio de 2013
CAPÍTULO 13. INVIERNO: CON EL AGUA AL CUELLO


Antes
que nada, perdón por escribir tan tarde pero no hemos parado en todo el día y
no he tenido tiempo de volcar el material hasta ahora. Esta mañana muy temprano
he quedado con la trabajadora social del comedor, Lili, con ella y con una de
las voluntarias de Madrid hemos ido barrio abajo cerca del cauce del río a
buscar a una madre que finalmente ni sus hijos sabían donde estaba. Sus hijos hace tiempo que no pasan por el comedor, no van a
apoyo escolar y eso nos hace temer lo peor. Andamos durante más de dos horas
callejeando hasta el río. Dos horas dan para contar muchas verdades sobre la
vida en Paraguay para los más desfavorecidos. Lili nos cuenta que es invierno,
ha medida que nos acercamos al río notamos el fango en los pies y las calles se
vuelven un barrizal. Vemos casas hechas con maderos y uralita en medio de
auténticos basureros.

Lili nos explica que los emigrantes del campo que vienen
a la capital se asientan en los terrenos baldíos de las orillas del río y que
ahora en invierno deben abandonar a toda prisa esas casas debido a que las
lluvias hacen crecer el caudal y todo se inunda…No hay una fecha, ni una hora
concreta como es lógico, la naturaleza no avisa; puede ser de mañana o
madrugada, puedes estar en la calle o en la cama cuando el agua te llegue al
cuello. Nos quedamos pasmadas con lo que para ella es algo típico, normal y
esperado de la vida en los barrios. De hecho, nos cuenta que el Gobierno que
conoce de esta situación, habilita terrenos más hacia arriba y algunos
materiales para que estas familias se puedan asentar de forma temporal hasta la
bajada del caudal. Por el camino nos encontramos a Ronaldo y a su mamá; ellos
no han tenido tiempo de sacar sus cosas de casa, su ropa, mantas y utensilios
han quedado titaniczados hasta que
las aguas vuelvan a su cauce. No tienen baño, viven entre escombros la mujer y
sus dos hijos el menor de apenas 2 años. Hoy no han venido al comedor por la
helada de esta noche, apenas podían moverse de la cama del frío. Sin comida,
sin ropa, sin agua,etc. Nos invita a pasar a su chamizo y humildemente nos dice
que no ha tenido tiempo de ordenarlo. No llega ni ha 20 metros cuadrados la
casa entera, los colchones arrejuntados como camas, sofás e improvisadas mesas,
las mantas arremolinadas en los agujeros para tapar el frío y poco o nada más
para vivir. Aún así sonríe y nos trata con una hospitalidad asombrosa, apenas
se la entiende al hablar porque le faltan los dientes de arriba, pero no hace
falta…sólo con mirarla se puede ver su humildad en los ojos…eso sí, no suelta
al pequeño Ronaldo de su lado ni un minuto del día; pensaréis que es lógico dad
la situación, pero os sorprendería saber cuántas “madres” en la misma situación
no saben ni quieren saber dónde están sus hijos. La calle: la guardería; la
pelota: su maestro y la vida…la vida al parecer un macabro juego…
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domingo, 21 de julio de 2013
CAPÍTULO 9: UN COMEDOR: UNA FAMILIA
Hoy ha sido el primer día que he estado en el comedor en el
que las hermanas de San José de Cluny atienden, dan cobijo, alimento y la
formación que pueden a los más de 120 niños que entran y salen de sus puertas. Después
del desayuno, unas colaboradoras les han explicado a los niños cómo tratarse
contra los piojos. Muchos de ellos los tienen y todos los han tenido (en ese
sentido no hay diferencia con los colegios españoles), pero lo que preocupa
realmente es que muchos de ellos se niegan a tratarse por desconocimiento o
incluso por falta de medios. Una pequeña me contaba que una amiga suya tenía
tantos que se le estaba cayendo el pelo (pobre criatura). ¡Qué importante es la
información y qué poco valor le damos los que la tenemos a diario!.
Después de los juegos y la catequesis, llega la
hora de la comida. ¡Cómo corren hacia las mesas! Se ven las caritas de
felicidad ya que el frío (aquí es pleno invierno) convierte una mañana de
juegos en el patio, en una verdadera nevera gigante. Uno de los chicos va en chanclas, está
lloviendo pero insiste que no tiene frío; la Hermana Ester me cuenta que ellas
les han dado en varias ocasiones calcetines, pero que los venden o los pierden
(creo que la desesperación humana no tiene límites). Cacerola tras cacerola el
guiso de arroz, carne y frijoles se acaba, repiten, se sacian y como es el día
del Divino Niño el postre es especial: galletas oreo, leche con jugo de banana
y unos dulces! Todo un manjar que sin duda disfrutan mientras se ríen. Pero es
increíble cómo todo lo que empieza acaba y con qué rapidez se sincronizan por
turnos escritos en la pizarra para recoger los platos, lavar las cacerolas y
limpiar el suelo hasta que todo queda como hace media hora cuando los bancos de
madera aún estaban encima de las mesas. Veo a este chaval frotar esa inmensas
cacerola en un grifo bajo la humedad de la poalla y me acuerdo de cuantas veces
me quejé por meter los platos en el lavavajillas. Lección de humildad de postre
para mí.
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sábado, 20 de julio de 2013
CAPÍTULO 8: SONRÍE BEBÉ, SONRÍE...
Hoy
he visto la tristeza en los ojos de un niño. De varios. Pero no una pena
pasajera, no una llantina o un berrinche. Esa mirada no era pasajera. No puedo
quitar los ojos de los suyos esperando que sonría, ¿por qué no lo hace?. He
preguntado si era tímido o si normalmente callaba y sólo miraba, pero nadie me
sabe explicar qué le pasa. Me embauca a través de los ruidos del patio, lo veo
cuando come, no hay alma tan vacía que la de un niño sin sonrisa. Los demás
cantan, corren o ríen, pero él y ella…sólo miran al vacío. ¿Qué le habrá pasado
me pregunto?¿Cómo puedo recuperar su sonrisa?No tengo palabras…sólo que no
puedo dejar de mirar esos ojitos. Espero que alguna de estas veces cuando se
vuelvan a cruzar con los míos se achinen, en su boquita se formen olluelos y le
vea los dientes, sólo así sabré que algo ha cambiado. Si sólo consiguiera eso
mi presencia aquí habría mereceido la pena. Sonríe bebé, sonríe.
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