Mostrando entradas con la etiqueta patio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta patio. Mostrar todas las entradas

sábado, 20 de julio de 2013

CAPÍTULO 8: SONRÍE BEBÉ, SONRÍE...


Hoy he visto la tristeza en los ojos de un niño. De varios. Pero no una pena pasajera, no una llantina o un berrinche. Esa mirada no era pasajera. No puedo quitar los ojos de los suyos esperando que sonría, ¿por qué no lo hace?. He preguntado si era tímido o si normalmente callaba y sólo miraba, pero nadie me sabe explicar qué le pasa. Me embauca a través de los ruidos del patio, lo veo cuando come, no hay alma tan vacía que la de un niño sin sonrisa. Los demás cantan, corren o ríen, pero él y ella…sólo miran al vacío. ¿Qué le habrá pasado me pregunto?¿Cómo puedo recuperar su sonrisa?No tengo palabras…sólo que no puedo dejar de mirar esos ojitos. Espero que alguna de estas veces cuando se vuelvan a cruzar con los míos se achinen, en su boquita se formen olluelos y le vea los dientes, sólo así sabré que algo ha cambiado. Si sólo consiguiera eso mi presencia aquí habría mereceido la pena. Sonríe bebé, sonríe.


CAPÍTULO 7: AL CORRO DE LA PATATA


Si no mirara por la venana, si no supiera donde estoy juraría que oigo el patio del colegio de cualquier escuela de España. Gritos, chillidos agudos, sonidos de pelota y juegos que hacen de cada recreo una historia interminable. Estos niños no son como los que salen en los documentales, juraría oyendo sus carcajadas que no tienen problemas, que en casa los esperan sus padres, que su mayor problema son los deberes, que una tiene una cena caliente en la mesa…pero me equivoco, sólo es la fantasía de unos gritos de alegría que en nada se diferencian a los de cualquier  niños de otra parte del mundo. Quizás incluso más, quizás mejores y más agudos. No tienen móvil, no saben casi ni lo que es, y desde luego la NINTENDO para ellos es poco menos que chino. En ese sentido deberían envidiarlos los niños de lo que nosotros mal llamamos primer mundo. Me recuerda a cuando era una enana, a mi patio del colegio, al brilé , a los tazos, las combas y por muy cursi que suene; al sesesé. Son felices aquí dentro, me da igual si quienes les dan la felicidad rezan en arameo, juran en cristiano o replican en árabe; sólo sé que más allá de cualquier estúpido prejuicio están ellos,en el único lugar de la ciudad donde todavía pueden ser niños.