jueves, 19 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 70: HOY HA SIDO UN DÍA RARO, RARO, RARO




Todo empezó con una bolsa misteriosa. Uno de los niños, Zacarías, traía en su mano una bolsa azul con algo de pequeño tamaño dentro. Me lo ofreció para mirar sonriente y contento: ¡tengo un regalo!. Asomé la cabeza por la bolsa y descubrí cual era el regalo: UN PÁJARO MUERTO, desplumado, despellejado y con todos sus órganos sujetos aún por el esqueleto y medio ojo abierto. El olor a carne muerta subió por la bolsa y por mi nariz justo después de desayunar e inmediatamente una arcada subió por mi faringe...¡¿Qué haces con eso Zacarías?!¡¿Quién lo mató?!
Zacarías , que estaba todo contento con su tesoro me respondió: "Es para que me lo cocine la rubia (la cocinera), yo lo desplumé". Me quedé pálida, realmente estaba contento de su caza porque sería, seguramente, su cena. Al parecer un niño de apenas 3 años que lo acompañaba esta mañana al comedor, le había propinado al pájaro semejante patada que le había abierto una brecha en el cuello y el pájaro había muerto. Entre ese pequeño, Zacarías y Sergio lo habían desplumado y despellejado para traerlo y cocinarlo por el camino. Inmediatamente le di descanso al pobre pajarito que aún tenía cara de sufrimiento, en la papelera del patio procurando enterrarlo lo más arriba posible para que no lo rescataran de entre los escombros. Para mis sorpresa, cuando se lo conté a las hermanas me dijeron que esos pájaros se comían aquí y que estaban muy ricos. Diferencias culturales y gastronómicas supongo, no puedo hacer más comentarios.
Ese niño que supuestamente mató al pajarito, es un pequeño de apenas 3 años que no habla pero que siempre está pegando a los demás y tirado por el suelo como un gato. Tiene unos ojos preciosos, pero cuando sonríe toda esa belleza se esfuma de golpe. Tiene todos los dientes de arriba comidos por las caries, apenas se le ven espacios blancos entre esa carcoma marrón que hacia la zona donde debían estar las muelas, se vuelve negra como el azabache. Le preguntamos a Zacarías cómo había traído a ese niño: "Él me siguió." -"¿Y su mamá"- "Es una señora"
Ahí acabó la conversación porque no pudimos sacarle más información al pequeño sobre la procedencia de ese niño. Yo lo había visto más veces por el comedor, pero pensé que era de una de tantas madres que muchas veces acompañan a sus hijos o se acercan a comer. "Es mucha responsabilidad Zacarías, ¿y si le pasa algo por el camino?¿y si su mamá no sabe que está aquí?, tú no eres su papá, ya tendrás muchos años para eso."
"Si soy su papá" dijo riéndose. Por mucho que se ría y que biológicamente estos niños no tengan cargas paternales de momento, estoy segura que en el fondo de su corazón se trajo a ese pequeño porque sentía la responsabilidad de hacerlo, porque si está aquí toda la mañana sin que la mamá se percate....¿qué sería de él en la calle?. Lo más triste de todos es que sí, estos niños y niñas son papás y mamás desde antes incluso de saber que son niños...

miércoles, 18 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 69: UN JUGUETE, UNA ILUSIÓN.




Muchas veces hemos visto la propaganda de esta campaña que comenzó en el 2000 impulsada por RNE y la Fundación Crecer Jugando. Hoy me he acordado de esas campañas que antaño veía por la televisión y que hoy he vivido algo parecido en mis propias carnes. Como ya sabéis los que me seguís cada día, he vuelto a Asunción y al comedor para niños de la calle (no les gusta que les llamen así), que tienen las hermanas de San José de Cluny cerca de la costanera. El caso es que hoy se ha organizado en el comedor una feria del juguete.
Una feria modesta, con juguetes donados, pero por muy modesta que fue la feria la ilusión de los pequeños no lo fue para nada. Bien temprano se apostaron en la puerta mirando tumbados en la reja hacia el interior del patio del comedor para ser lo primeros en entrar. Cuando me vieron sonaban gritos por todas partes : "OLAYAAAAA, OLAYAAAA" repetían sin cesar. Hoy no me responde el ánimo, así que fui lo más efusiva que pude moviendo sin cesar los brazos en señal de saludo desde la distancia.
Las profes y las hermanas numeraron cada juguete y como en cualquier tómbola hicieron números para cada premio. Separados por varones y nenas, casi 100 juguetes esperaban ansiosos recibir a sus dueños e imaginaros los dueños como estaban. Antes de comer, tumbados en el suelo, miraban por las rendijas del garaje por si sus ojitos podían descubrir qué números correspondían a cada juguete en la oscuridad.
Ayer fue gracioso, resulta que hay un micrófono con su pie muy profesional aunque se ve que es de juguete y una de las niñas, Belén casi se pone de rodillas para pedirle a la hermana que amañara el sorteo: "¡Ay hermana por favor! tooodiiito lo que quieras voy a hacer, pero dame ese micrófono. Yo te digo como hacerlo, mira, tu le pones un número, por ejemplo el 3 y sin que nadie se de cuenta me das a mi el 3 también, y así hermana".
Yo me moría de la risa como estos enanos discurren las trampas y artificios sin necesidad de esforzarse.
Bueno, volviendo al tema, tras la comida se repartieron los números y con un orden que me asombró en estos chicos, se colocaron en filas separados por sexos esperando entregar su número para recibir el tan ansiado juguete.
Hubo un pequeño error de comunicación y se le pusieron los números a los juguetes equivocados, unos que estaban ya bastante viejitos, pero ellos estaban tan ansiosos y contentos por el regalo, que aunque fueran algunos rotos o incompletos, la alegría era la misma: cantimploras, carteras, mochilas, robots, coches, etc.
Al final el pie de micro sigue durmiendo en el garaje junto con la ilusión de Belén en que algún día sea suyo, como otras niñas, piensa ser una cantante famosa y por qué no éste, el comedor, puede ser su primer escenario.
Rápidamente el reparto terminó y cuando me di la vuelta, me encontré a los niños haciéndolos suyos, montando los robots, creando historias, jugando a las aventuras, a las carreras...Otros no estaban contentos con el juguete que les había tocado y andaban intentando convencer a sus compañeros para un trueque que no siempre era justo. Bueno básicamente es una muestra de la vida y de la sociedad en miniatura: conformistas y disconformes, comerciantes y compradores, líderes y sumisos, todo empieza ese día que decides cambiar tu juguete por el que realmente te gusta.

pd: yo los veía contentos con una simple dentadura de plástico y pensaba...yo,que en mis navidades contaba más de cien regalos, que tenía un escaparate de juguetería sólo para mi....yo que ahora los veo a ellos con una centésima parte de todo lo que yo he tenido y que ahora adorna cajas y cajas en un desván...












martes, 17 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 68: NO LLORES POR MÍ...SAN ISIDRO











Me despierto sobresaltada. No oigo a las niñas. No hay gritos ni carreras. Cuando mis ojos enfocan veo la carretera ante mi. Me había olvidado que me quedé dormida llorando al salir del internado. Estamos de vuelta a Asunción y San Isidro empieza a ser ya un recuerdo.  Delante don Francisco y la hermana Esperanza comentando el camino y yo con algo que me está pinzando el corazón, me falta la respiración, me falta algo y creo que es el internado. La última vez que vi a esos niños hace apenas dos horas, las lágrimas corrían por sus mejillas, incluso Laurita, siempre sonriente, estaba roja y moqueando. "Añandú"(guaraní), "Estoy sintiendo" que mi corazón me pide dar media vuelta y olvidarme del mundo entero. ¿La razón? Pues bien, esta vez no seré yo quien escriba el capítulo, lo escriben ellas y sus cartas de despedida, al final descubriréis por qué me he entregado sin condiciones a ellos:

"Olvidarme de ti eso es imposible, iluminaste los días que pasé contigo con tu alegría y tu sonrisa, iluminaste nuestro corazón con  cada pasito, esa huella siempre quedará marcada. TE QUIERO MUCHÍSIMO, eres una chica excelente, nunca cambies tu forma de ser y sigue luchando siempre por seguir adelante" (Merlyna)

"Gracias por enseñarme a cantar, algún día me verás  cantando en los mejores escenarios, algún día mi sueño se hará realidad y te llevaré siempre en mi memoria"(Eliana)

"Hola Olaya, te quiero muchísimo y te llevaré siempre en mi corazón, quiero preguntarte qué día vas a volver. Quiero que sepas que siempre te recordaré" (Leticia)

"Te escribo esta carta porque quiero que sepas que eres la mejor amiga que he tenido, gracias por enseñarme tantas cosas como los números romanos, matemáticas y todo lo demás. No quiero que te vayas" (Perla)

"Olaya, quiero que el próximo año puedas volver con nosotras y te recibiremos con mucho cariño y alegría, sos la mejor entre las voluntarias, la más linda y la más buena y nunca te olvidaré" (Anahí)
 
"Hola amiga, primeramente decirte que San Isidro siempre será tu casa. Nunca he encontrado una amiga tan linda, amable cariñosa, respetuosa y nunca voy a olvidar los momentos felices que pasamos juntas, en especial las clases de FLAUTAA!!" (Lourdes Patricia)

"Gracias por venir junto a nosotras, te amo mucho, no te voy a olvidar y te voy a esperar siempre" (Wilma)

"Hello my friend! Te escribo este recuerdo, no con tristeza, sino con alegría de haberte conocido, porque eres una mujer genial e inteligente. Guardo muchos momentos que nadie podrá romper ni sacar porque los tengo en mi corazón. Están ocupando el lugar de los mejores recuerdos. Gracias por ofrecerme tu amistad, por darme el cariño de mamá, por enseñarnos sobre la fotografía, por los momentos felices y muchos otros. No voy a dejar que el dolorde tu viaje venza los momentos felices. Yo te quiero como si fueras mi madre, eres tan especial para mí. Desde que llegaste, desde que escuché tu nombre, sabía que algo de mí me acercaba a ti como un imán y luego tu no tardaste en abrirme la puerta de tu amistad. Voy a rezar por ti y por tu familia y para que algún día puedas volver. No olvides que San Isidro ya es tu hogar(...)" (Marlis)

"Oli cuando llegaste a San Isidro, nos alegramos porque no te conocíamos e íbamos a conocer tu alegría, tu vida y esa sonrisa tan hermosa y cálida que nos llena de entusiasmo. No sé como expresarme , sólo puedo decirte que te quiero un montón y que le doy gracias a Dios y a la Virgen por ponerte en mi camino, por enseñarme tantas cosas que valoro y aprecio con todo el cariño que te tengo. No te olvides de que Paraguay es tu 2º terreno y que no pierdo la esperanza de que algún día sea yo quien pueda visitarte y juntas sentir la brisa del mar y viajar por España. Nunca abandonaré mis sueños sin darle la oportunidad de hacerlos realidad. Todos los momentos buenos que hemos pasado se quedan grabados en el corazón y nada ni nadie podrán arrancarlos porque están llaveados con amor. Sos mi amuleto de la buena suerte". (Dahiana)

"Lastimosamente, todo lo que te quiero decir no cabría en este cuaderno. Sé que no he compartido tanto contigo como otras chicas, pero si desde lejos estuve admirando tu forma de ser que me ha gustado mucho. Quiero que sepas que eres una chica muy linda y buena , espero que nunca cambies y que no dejes que nada ni nadie  borre de tu cara esa sonrisa hermosa que tienes. Quiero que sepas que acá en Paraguay  siempre va a haber una chica que te recuerda con mucha alegría y que siempre te va a recordar con los brazos abiertos...." (Soledad)

Estas cartas son sólo una parte de todas las que han escrito. Una parte mínima del cariño y el amor que incondicionalmente te entregan estos pequeños que tiene que despedir cada poco tiempo a quienes pasan por sus vidas como un suspiro. Voluntarios como yo, que han compartido su día a día por muy poco tiempo que fuera. Prometí que no lloraría, les he reñido a ellas por llora cuando me iba, porque debíamos alegrarnos por habernos encontrado en la vida, por compartir buenos momentos, irrepetibles e inolvidables. Quien esté libre de llorar que me tire una caja de clínex porque no he podido mantener mi promesa.

Cada una de ellos me ha pedido que les deje un regalo de recuerdo, pero obviamente no he podido reunir 300 recuerdos así que le he propuesto al director y hermano Aníbal crear el HUELLACÁN, un árbol de los recuerdos adornado por los zapatos de todos los que han pasado por allí y han dejado huella. Así lo hemos hecho. No sé si durará para siempre, ni tan siquiera si seguirán allí la próxima semana, pero mis botas descansan ahora al lado del monumento de San Isidro y allí colgadas en el cielo llevan escrito un mensaje: "Olaya. SEPT 13: NUNCA DEJÉIS DE SOÑAR".
Ahora estoy con ellas bajo ese árbol mirando al cielo y diciéndoles que cuando estén tristes o quieran recordarme sólo deben mirar hacia arriba y pensar que un día hubo una chica tan enamorada de San Isidro que quiso dejar su huella para siempre. JAMÁS ME IRÉ DE AQUÍ SI ME LLEVÁIS EN VUESTROS CORAZONES POR MUY LEJOS QUE ESTÉ.

Si algún día encontráis este blog y lo leéis, he aquí mi carta para vosotr@s:

Queridos niños y niñas de San Isidro:

Sois la luz que ilumina el mundo, pequeños ángeles caídos del cielo para recordarnos que la esperanza del ser humano está puesta en niños como vosotros. Sois el futuro del mundo y el presente regalo de corazones rotos como lo estaba el mío cuando os encontré. Doy gracias al destino por haberme permitido conoceros. He vuelto a ser niña, a jugar a la goma, a la comba, a polis y a cacos, a tocar la flauta a cantar todo el día sin cesar...Sois la droga más adictiva del mundo.
No me olvidaré de esas carcajadas inocentes,  de esas vocecitas agudas, de veros pescar con el agua por las rodillas y los pies enterrados en el fango, de las llantinas que os entran cuando un amigo os decepciona, de veros abrir esos ojitos cada mañana.... en definitiva, no me olvidaré jamás de que como ya os he dicho una vez, me habéis recordado todo lo que en esta vida, merece la pena.

Vosotros profesores, no os rindáis a pesar del cansancio, tomaros un tiempo al día para pensar lo afortunados que sois porque tenéis en vuestras manos criaturas insaciables de cariño, que regalan todo cuanto tienen por un abrazo. Estáis salvando vidas que sino fuera por la escuela, se perderían en medio del Chaco. Estáis dándole a estos niños un futuro más allá del trabajo en el campo y la miseria de la supervivencia. Empapad bien estas esponjas que dejarían seco el río más caudaloso. Aquí sois padres, madres, amigos y confidentes de 300 personitas que dependen las 24 horas de vosotros y que cada año se lanzan al mundo fuera de la protección que sólo encuentran en San Isidro. En ese mundo, contagiarán a quienes les rodean de todo lo aprendido en estas 80 hectáreas, actuarán cómo han actuado con ellos y serán adultos sanos a los que les han permitido ser niños cuando les correspondía. Alegraros porque sois custodios de la infancia que en otros lugares se está perdiendo y recordad que cada cosa que dais ellos os la devuelven multiplicada por todo lo que tienen.
 
Vine con las manos vacías literalmente y me voy con las muñecas llenas de recuerdos, de pulseras, de anillos que no han dudado en regalarme a pesar de ser, en ocasiones, lo único que tenían. Les daba igual quedarse sin nada con tal de que algo suyo viajara conmigo para que no les olvidara. Pero mis queridos niños...¡olvidaros sería totalmente imposible! Lucharé por recordar tan nítidas como las recuerdo hoy, cada una de vuestras caritas sonrientes por el resto de mi vida.

Una voluntaria que ha encontrado en San Isidro mucho más de lo que ha dado.

Olaya López Alonso.

CAPÍTULO 67: LA ÚLTIMA CENA




Mañana después de comer me voy para no volver, al menos, por un tiempo indefinido. Tal y como me temía, todo esto comenzará a ser un recuerdo en menos de 24 horas pero esta noche es larga y más larga la voy a hacer. Quiero que los niños se vean en pantalla grande como si fueran artistas famosos y con el mismo derecho o más de serlo que muchos que ya se llenan los bolsillos sin merecerlo tanto, así que he preparado una presentación con muchas de las fotos que les he sacado durante estas semanas. Estoy nerviosa, porque la falta de tiempo me ha impedido preparar todo mejor y no sé cómo saldrá. Me dirijo hacia el patio cubierto que sirve de improvisado escenario y cine gigante. Ahora mismo está medio vacío pero ya oigo la marabunta acercarse corriendo tras de mi. En menos de un minuto los bancos de madera están a rebosar, niños por todas partes: en el suelo, en los muros, de pie...también profesores y otros integrantes de la escuela se suman a la fiesta: este regalo es para todos. He elegido canciones que no son tristes sino más bien de esperanza y alegría para que esto no se convierta en una amarga despedida sino que sean media horas de risas y anécdotas compartidas. En mi mano una bolsa de Sugus para darle a los niños al terminar, odio regalarles caramelos que contribuyan a su mala salud dental, pero ¿qué se le puede comprar a 300 niños con mi presupuesto?.
Me giro después de enchufar el pen drive en el ordenador y descubro los bancos llenos y todo el patio hasta los topes. Las niñas y los niños no dejan de llamarme de un lado para otro para preguntarme a qué hora me voy mañana, si les voy a regalar algo o si me quiero sentar a su lado.
Mi lucha desde que llegué, ha sido mentalizarlos de que no pueden decir: "Yo quiero..." para conseguir algo, que deben aprender a solucionar sus problemas y a conseguir las cosas por sí mismos sin esperar regalos de nadie. Acabo de escuchar: "¡Yo no quiero!" , me giré para ver si es que se había equivocado, pero la niña que lo dijo me miró y me dijo : "¡Yo no quiero....yo no quiero que te vayas!" .Me eché una carcajada legendaria oyendo cómo había cambiado la cosa....algo al menos me ha dado tiempo a enseñarles.
Metida en la vorágine de sus llamados y sus abrazos, giré la cabeza hacia el muro y descubrí al hermano Fernando mirándome sonriente. Siempre he querido encontrarme con esa escena, alguien que mire como en una película una imagen tierna que esté viviendo otro e inesperadamente se encuentre sonriendo. Pero más aún me gustó descubrir que la protagonista de esa imagen era yo rodeada de mis pequeños tirando de mi de un lado para otro para darme su cariño. Verlo desde lejos debió ser casi tan bonito como vivirlo.
Apagamos las luces y tras unos segundos batallando con la informática, comenzó la presentación. 233 fotografías que iba pasando con cada golpe de música e iban emocionando y sorprendiendo a grandes y pequeños. Es increíble lo que una simple fotografía puede causar: 300 niños desde los 6 hasta los 16 años riéndose al unísono e invadiendo la sala de oooooohhhhhh! ueeeeeee! jajajjajjaajajjaa...
Se mearon de la risa a ver a una de las niñas más pequeñas con mis gafas de sol gigantes, a otros bailando sevillanas, a otros haciendo teatro, pero sobretodo...al ver las fotos que sacamos con los efectos del Iphoto de mi Mac Book con los caretos retorcidos, estirados, gordos o alargados...es que se meaban!!!
Al terminar las fotos, bajé la música y les puse un vídeo muy cortito que grabé a escondidas en una clase para despedirme de ellos. Miraban a la pantalla, me miraban a mí, volvían a mirar al proyector...¡NO ENTENDÍAN COMO PODÍA ESTAR EN DOS SITIOS A LA VEZ! jajajaj. Me recordó a las clases de cine y fotografía cuando nos contaban los profesores el impacto que causaban las películas en las primeras salas de cine cuando la gente se sorprendía pensando que esas figuras se saldrían de la pantalla. Supongo que pare entender la evolución de cualquier arte, hay que preguntarse cómo surgió, y ésta, mis queridos lectores, fue la clase práctica más realista de mi vida.
Tras la presentación se escuchó un ¡Nooooo! gigante y los niños querían verla de nuevo. Es la mejor señal de que les ha encantado, ahora a aprovechar la última noche, cada segundo de ella será irrepetible, hoy más que nunca, cuidaré de sus sueños como un guardián de su castillo.

domingo, 15 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 66: ¡PARAD EL MUNDO QUE YO ME BAJO!



Había experimentado la ilusión por creer en los Reyes Magos, en el ratoncito Pérez, en los cuentos de hadas....pero jamás había sido yo la que creara esa magia. Ayer a Kenia se el cayó una muela, como a la mayoría de las niñas aquí, las caries se apoderaron de ella y tenía un agujero por ambos lados. Cuando estaba a punto de caérsele, se la arrancó como hemos hecho todos de pequeños, jugando con ella para adelante y para atrás hasta que acabó en su mano. Le dije que debía ponérsela al ratoncito Pérez esta noche, y esperar que la recogiera y se la cambiara por alguna sorpresita. Ella me miró desconcertada, no sabía quien era ese tal ratón que quería su diente. Así que le conté la leyenda del Sr. Pérez. Sus ojos se iluminaban con cada palabra y un corro de niñas nos rodearon para escuchar también la historia.  Cuando terminé se marchó ilusionada esperando ya que llegara la noche. Recuerdo como me ilusionaba yo cada Nochebuena, no dormía la noche de reyes y cuando se me caía un diente, esperaba con ansia oír un ruido en el suelo hasta que me quedaba dormida. Todo era maravilloso, hasta que llegó ese fatídico día en el que crecí de golpe, esa etapa en al que en menos de un año, me contaron que los reyes eran los padres, que el ratoncito Pérez también y que las hadas sólo existían en los cuentos. A la edad que ahora tiene Kenia, unos 10 años, toda esa ilusión fue desapareciendo poco a poco, pero hoy en lugar de romper esa magia, he contribuido a crearla.
En un lugar como éste, en el que hay tantas carencias emocionales y  tantos pequeños, conservar la magia, es crear ilusiones con las que se despierten cada día con una sonrisa. El hecho de contribuir con mi granito de arena a que eso sea así, simplemente no se puede explicar con palabras.
Hoy es ya mi último día completo en Pozo Colorado y ayer ya me tuve que esconder en mi cuarto para que me cayeran un par de lágrimas que hicieran que el dique no se desbordara. Por la noche, ayer, cuidando el cine de los pequeños, me senté al lado de Blásida y le acerqué mi mano. Os puedo decir en la hora y media que duró el cine, que no me la soltó ni un instante más que para agarrármela con más fuerza. No sólo me agarraba con fuerza sino que acariciaba con mis dedos su boquita y rozaba sus mofletes en mi palma. Hubo un momento, que tanto era el hormigueo que sentía, que la mano se me quedó fría de la postura y de repente de dijo: "Tu mano está fría" cogió sus dos manitas y apretó mi mano contra su pecho. Entonces sentí su corazón, latiendo fuertemente en mi mano, rápido e intenso como sólo el de un niño lo es. Me dio un vuelco el corazón y la carne se me puso de gallina mientras el ritmo de sus latidos era cada vez más tranquilo: se estaba quedando dormida en mi brazo. Jamás he sentido más felicidad en toda mi vida, no sé explicarlo pero es como la sensación que se debe tener antes de saltar al vacío, adrenalina que te corre por la sangre y los niveles de serotonina por las nubes.
En ese momento estábamos viendo un cuento de princesas Disney, a Yasmin, y ella me iba comentando toda la película: "Esa es mala, esa es buena, esa es muy fea..." todo sin soltar mi mano ni por un instante y quedándose dormida...
Dicen que un voluntariado te cambia la vida, a mi no me ha cambiado la vida, me ha curado por dentro. Que nadie se engañe al pensar que viene aquí a ayudar, porque si se deja, será bastante más lo que estos pequeños ayuden a uno.
Ayer por la tarde les di el hilo de colores que les compré en Filadelfia para hacer pulseras. En fila fueron recogiendo dos, tres y hasta cuatro tramos de hilo para collares, anillos y llaveros. Las mayores, las pequeñas, todo el patio estaba lleno de grupos de niñas sentadas en corro con los hilos atados en sus tenis o en sus dedos del pie creando accesorios.
Les enseñé a hacer pulseras con dos hilos, pero ellas me enseñaron a hacerlas de tres y de cuatro...realmente es un campamento permanente. Música de pachangueo en la radio, niñas cantando y haciendo pulseras al mismo tiempo, charlando sobre los amores, sobre las amigas...¡Dios mío, creo que he vuelto a los 15 y que lo estoy disfrutando más que ellas!.
















Que alguien pare ese vuelo, que las compañías lo cancelen que yo me quedo aquí. No os sintáis ofendidos familia y amigos peor es que creo que he encontrado mi lugar en el mundo.
El otro día una niña se lastimó la rodilla, su compañera de habitación se pasó toda la tarde vistiéndola, siendo su muleta e incluso ayudándola a ducharse. No os hablo de chicas de 15 años, os hablo de niñas de apenas 6 o 7 que hacen de mamás las unas con las otras. Y yo que casi no tengo ya fe en la amistad, volví a creer en ella.
¿Será que soy yo demasiado exigente? Creo que estas niñas me acaba de responder a tantos años de dudas sin tan siquiera abrir la boca...
Ahora mismo estoy descubriendo que escribo más despacio, que como más despacio, que procuro caminar más despacio...no es cansancio, es que creo que mi cerebro piensa que si ralentizo mis movimientos, frenaré el mundo, los días, las horas y mañana, el día de mi partida, llegará más lentamente.
Al despertarlas por la mañana, Kenia me ha dicho que me vio ponerle dos Sugus bajo la almohada y que no vino ningún ratón, pero yo la he convencido de que el ratoncito Pérez no ha podido llegar al Chaco por lo lejos que está y que me había pedido por favor que hiciera su trabajo, pero que guardara bien la muela en mi custodia, que se la debía entregar esta noche cuando pasara por aquí. :)
Hay muchas formas de convertir cada realidad en una dulce espera.

sábado, 14 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 65: YO YA NO SÉ QUÉ PENSAR


"Este domingo me va a llamar mi mamá"
 "Pero¿ cómo lo sabes?"
"El profesor Aníbal la va a llamar para decirle que me llame, pero tienes que hablarle"
"¿Y qué quieres que le diga mi amor, que te llame más?"
"No, que me voy contigo a España".
Se llama Leti y tiene 9 años, su madre lleva sin llamarla y sin venir a verla cerca de mes y medio. El otro día cuando una de las mamás de otra chica vino, ella se me acercó y me abrazó fuerte; la miré y tenía un río de lágrimas corriendo por sus mejillas. "Me hace recordar a mi mamá, yo quiero que venga". Si la voz de un niño cuando llora es desgarradora, más lo es cuando llora porque echa de menos a su madre. Hay momentos en los que tragar saliva es la única opción para intentar salir del paso, pero es que desde que llegué esta niña lleva esperando día tras día, fin de semana tras fin de semana, la llamada de su madre. Cada vez que cuido el recreo y tengo el teléfono se me pega como una lapa intentando adivinar el número que llama incluso antes que yo. Le digo siempre que no se preocupe que su mamá seguro que la está llamando pero que la línea está ocupada porque otras niñas están hablando con sus mamás también; otras veces le digo que no hay señal, que la cobertura no llega y que es culpa de la tormenta o de la antena. Lo cierto es que desde que llegué cada día me invento una excusa, pero se me están acabando. Las hermanas me dicen que seguramente no la dejará venir su patrón o que no podrá llamar por el mismo motivo. No puedo concebir que esta mujer no haya podido llamar a su hija ninguna de las 24 horas que tiene un día en 45 días que lleva ya sin hacerlo. Si es por culpa del patrón desde luego la sociedad está empezando a enloquecer en un sinsentido abominable: ¿cómo puede ser que no le deje tiempo, al menos un rato en un domingo para que venga a ver a su pequeña?; de todas formas ahí también está el espíritu de la persona, del trabajador que si esa situación es cierta, debe rebelarse. Es cierto que el trabajo es necesario para vivir, pero no se puede vivir para trabajar y los derechos del ser humano, de una madre y su pequeña deberían estar sobradamente por encima. Es fácil decirlo y habría que analizar las circunstancias en las que se encuentra la mujer, pero si fuera mi hija, sacaría tiempo, fuerzas y oportunidad para que alguien me dejara al menos llamarla para decirle que estoy bien y que la quiero. ¡Cochino y asqueroso dinero que mueve el mundo! Además si fuera porque esta mujer se está haciendo rica, pues oye habrá quien lo viera hasta necesario pero....¿semejante sacrificio para ni tan siquiera sobrevivir con  cuánto 600.000 guaraníes al mes en el mejor de los casos? (unos 100 euros).

Me comentaba el hermano Aníbal hace poco, que esta situación es muy habitual en la zona del chaco. Latifundios con trabajadores explotados que malviven o sobreviven convencidos por sus patrones de que al menos ahí, un plato de comida no les va a faltar. La ley les obliga a los patrones a pagarles un seguro médico a los trabajadores que les cubra a ellos y a sus hijos menores, pero obviamente si se hace en España, ¿por qué iba a ser diferente aquí en el medio de ninguna parte?.





Los patrones juegan con la falta de formación y la inseguridad de los estancieros, que bajo la promesa de un plato caliente en la mesa, un techo (literalmente, porque en la oferta no asegura tan siquiera el agua, ya no digo potable) y una falsa comodidad se ven atrapados antes las promesas de sus jefes. Dice Aníbal que no protestan por su situación por miedo a perder los trabajos, a que sus propios compañeros se pongan en contra, a perder lo poco que tienen...Pero es verdad que algunos se han levantado, han exigido su seguro médico y que les paguen sus atrasos, en estos casos de momento la justicia, siempre les ha dado la razón. Pero la minoría que lucha es simplemente eso, una minoría. El conformismo paraguayo. Un pueblo que se rige en su mayoría por el "Así no más" y que tras siglos de historia sigue cayendo en manos de caciques (que son los únicos con algo de iniciativa) que buscan enriquecerse a toda costa. Es decir, aquí hay dos problemas, un pueblo conformista que no busca mejorar, y la parte de la sociedad que alimenta esta filosofía porque les conviene el estancamiento del progreso.
Muchos patrones les dicen a sus trabajdores cuando éstos quieren marcharse en busca de algo mejor: "Y te vas a marchar a la aventura, sin tener nada seguro, con tus hijos en la escuela, sin ahorros...aquí por lo menos no te falta la comida y tus hijos pueden estudiar "¡Ala! ya está, convencidos y de vuelta con el fardo a las tres paredes de su humilde morada, trabajando más de 12 horas al día hasta que llegue el momento en que su salud no les permita seguir.  El salario mínimo interprofesional en Paraguay es exactamente de 1.658. 200 que son 278,64 euros para una jornada completa. Que alguien me diga si esta irrisoria cantidad de dinero que sólo se cobra en el mejor  de los casos, es decir en cadenas de supermercados y establecimientos que cumplen la ley, puede servir para prosperar. Alguien me decía el otro día que el salario mínimo parece el salario máximo. Incluso aquí en la escuela, que no está reconocida por el Ministerio como un internado, por lo que sólo se perciben escasos rubros para los profesores y a regañadientes, por un trabajo casi de 24 horas al día y la exigencia diaria que requiere en período lectivo incluyendo fines de semana y feriados, incluso aquí, como decía, ese es el salario que cobran los docentes "Les da para sobrevivir, porque aquí no pagan comida ni casa, cubren sus gastos y algún extraordinario como una estufa, ropa, el macatero, pero no desde luego para ahorrar y permitirse con su trabajo un futuro mejor a pesar del esfuerzo."
Ayer en Filadelfia se me volvía a retorcer el hígado al ver a la comunidad nivaclé (una de las poblaciones de indígenas mayoritarias del chacho), sentada en el suelo delante del supermercado, con sus ropas sucias y desaliñadas, bajo la sombra esperando que los viniesen a recoger en un improvisado campamento. "Son culturas diferentes, chocamos en cuanto a tradiciones y formas de ver la vida"me decía Hatz Borshman uno de los guías del museo de Filadelfia.
Me pregunto hasta que punto la cultura debe respetarse cuando sólo hace acrecentar las diferencias entre ricos y pobres, señores y esclavos, limpios y sucios...¿qué debemos considerar cultura y hasta qué punto el conformismo paraguayo lo es?.

viernes, 13 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 64: CAMINO A FILADELFIA

Hoy la hermana Esperanza me ha llevado a ver Filadelfia. Hemos salido a las 6 de la mañana y he dejado la habitación de la semanera cuando aún las pequeñas estaban dormidas.
Muchos piensan que lo interesante de viajar es llegar al destino, en mi opinión el viaje en sí es lo más interesante. Es en esas largas horas de coche, autobús, transbordos, taxis, etc. cuando surgen las mejores conversaciones, las anécdotas y para mi, cuando se viven las horas más intensas.
Creo que un medio de transporte tiene la capacidad de crear momentos únicos, canciones en la carretera y conversaciones más profundas que la vida diaria. En un blog con más tiempo os explicaré la cantidad de cosas que he aprendido hoy en Filadelfia: sobre los menonitas, su persecución por Stalin, su llegada a Paraguay, las tradiciones de su comunidad, etc, pero hoy no quiero dejar pasar de largo el viaje.
Son 6 horas de camino, 3 de ida y 3 de vuelta por la ruta transchaco, una carretera de asfalto que tiene baches, boquetes y badenes cada cual peor que el anterior y tremendamente peligrosos. Por ella circulan vehículos utilitarios los que menos, camionetas, furgones pero sobretodo camiones. Camiones de 28 metros de largo de día y de noche en una carretera sin  iluminación, sin arcenes, sin barreras, sin señales de tráfico...es decir, una carretera que cada vez que llegas a tu destino has sobrevivido a la muerte.
Dicho y hecho, delante nuestra un camión se había salido de la carretera. Estaba inclinado sobre el monte pero por suerte no había volcado. El conductor parecía estar comprobando los daños pero él estaba bien, lo peor, el susto claro...bueno y a saber cómo saca ahora el camión del monte...
Don Francisco, el chófer de las hermanas que nos lleva, nos comenta que seguramente intentaría esquivar un bache pero que la inercia del remolque arrastró la cabeza del camión y lo sacó de la pista.
La conversación siguió su curso en esos términos y una anécdota llevó a otra hasta que la hermana Esperanza nos contó al historia de la hermana Micaela cuando pasábamos por el puente de Río Verde: "Micaela era una monja que estaba aprendiendo a conducir y antes este puente era de tablas de madera. Iban en el coche ella y un sacerdote que venía de dar misa en Pozo Colorado, fue sobre el 8 de febrero, pocos días después de llegar yo a Paraguay en el 76. Perdió el control del vehículo y se cayeron al río. La hermana Micaela murió en el acto, el sacerdote pudo salir arrastrándose del vehículo y esperar que un coche lo socorriese. Un avión trasladó el cuerpo de la hermana y al sacerdote herido desde una estancia cercana hasta Asunción. Ella tenía pocos más de 40 años. Jamás se me olvidará". Sólo un segundo más tarde una cruz clavada en un cerro a la orilla del río apareció frente a nosotros. "Esa es la cruz, ahí pasó".
Me intriga mucho la vida de la hermana Esperanza, siempre tiene alguna historia de sus muchos años de misionera en el Chaco, o en Argentina. Hoy le he preguntado por su profesión: enfermera. "Cuando llegué aquí venía de trabajar en hospitales en los que había unos equipos de la mejor tecnología del momento, una gran cantidad de médicos y enfermeras. Sin embargo aquí era mi responsabilidad la salud de los indígenas y de la gente que me rodeaba. Acudían a mi y yo simplemente me encomendaba a Dios para procurar ayudarles. No tenía demasiados medicamentos y había cosas que tenían que tratarlas en la ciudad, pero no siempre podían". Me quedé callada pensando si hacerle o no la pregunta que me rondaba desde que empezamos a hablar. No por morbo, sino más bien por interés humano: "¿Se te ha muerto alguien?".  Sin embargo no titubeó al decirme: "Sí". Vi desde el asiento de atrás del coche como su mano se movió al pecho como un acto reflejo: "Cada historia la llevo grabada aquí (se tocó el pecho) y aquí" ( y con el índice señaló su cabeza). Pude notar que su mirada se dirigió entonces al horizonte de tierra del camino y se perdió en el recuerdo: "Nunca me olvidaré de una pequeña que vivía de Pedro Pepeña "(misión indígena que las hermanas tuvieron que abandonar hace apenas un par de años). "Era la mayor de una pareja joven, pero no tendría más de 7 años. Ese año toda la escuela fue presa de una horrible gripe que atacaba a los bronquios y a los pulmones, estaban enfermos profesores y alumnos. Ella llegó con los mismos síntomas y le di el remedio igual que al resto. A los pocos días, sus padres la trajeron de vuelta al dispensario. Estaba peor. Cuando le levanté la camiseta me di cuenta de que tenía unas manchas en la barriguita, como si hubiera vasos sanguíneos rotos. Esto no es una gripe, pensé. En ese momento las opciones más probables eran la leucemia o algún otro problema sanguíneo que se escapaba de los medios que teníamos allí. No podía hacerle ni un simple análisis "(la voz se le resquebraja en ciertas frases y carraspea pero sin llegar a dejar que los recuerdos le impidan terminar la historia).  Le dije al padre que la debía llevar con urgencia a un hospital que estaba cruzando ya la frontera con Argentina. Para llegar allí, tenía que atravesar un río en una balsa o usar un rudimentario teleférico con su hija enferma. Haciendo un gran esfuerzo su padre la llevó y le hicieron análisis. No llegaban los resultados y cuando llamamos al hospital para preguntarles, resulta que habían perdido las muestras. Volvieron a mi consulta y la niña estaba peor, así que la hermana Mercedes , el padre y yo, nos fuimos en coche hasta el hospital de nuevo. Lo que más me quedó grabado fue el momento en el que la niña se despidió de su madre en su casa, la madre no podía venir porque estaba a punto de dar a luz y mientras la abrazaba muy fuerte la niña le decía en guaraní: Mamá me muero, mamá me muero. Entonces el padre la arrancó de los brazos de su madre y la apretó muy fuerte contra su pecho y emprendemos el camino. Nos perdimos en la ruta de tierra porque era de noche y todos los caminos parecen iguales, pero finalmente conseguimos llegar. A los pocos días su padre me llamó por teléfono, no pudieron hacer nada por la niña, murió. Aún hoy seguimos sin tener un diagnóstico..."
El silencio se hizo en el coche y ninguno habló durante un rato, otras historias siguieron a esta...otras historias que harían llorar al director de Titanic, historias que quizás con otros medios, en otra parte del mundo, no lo serían...
pd: perdón que de momento este capítulo no tiene fotografía pero creo que las mejores imágenes son las que cada uno imagina en su cabeza al leer una historia como ésta.