Como todos los sábados, a las 8 en punto de la mañana, las
cabecitas de los niños empiezan a asomar por las rejas de la puerta. Alicia, la
profe de baile los espera ansiosa. El baile no es sólo una forma de divertirse
y desconectar de las tareas del colegio y los problemas del día a día sino que
se convierte en una fuente más que necesaria de disciplina y trabajo en equipo.
No hay tregua, si las cosas no salen bien se repiten hasta que todo sea
perfecto, el mínimo error hace que todo el grupo vuelva a empezar. A veces los
niños se enfadan y no lo entienden, pero es simplemente un ejemplo de la vida;
te caes te levantas, algo sale mal lo repites, mejorando siempre hasta ser el
mejor…sólo así tu vida no dependerá del todo del destino, dejando el menor
porcentaje posible al azar.
El baile es un baile típico en el que participan niños y
niñas, increíblemente los niños son más disciplinados y caballerosos al menos
hoy. Parece un baile de mini príncipes y princesas, ellas con vasijas en la
cabeza y ellos de rodillas esperando a sus bailarinas…más lindos!!! Merece la
pena levantarse tan temprano un sábado para ver este espectáculo. Ya han ido a
bailar a la embajada argentina, a concursos y festivales…lo bueno del baile es
que además de ser un medio de expresión y motivación y por qué no una carrera
para el mañana, también los ayuda mediante estos actos sociales a sentirse
alguien, a tener un don por el que ser aplaudidos y respetados. Su autoestima
es bajísima aquí porque hasta sus propios padres (muchos de ellos analfabetos)
les dicen que no valen para nada; pero en el escenario, bailando, son auténticos
profesionales capaces de enseñarle al mundo que más allá de las miserias de su
vida, cada uno tiene un nombre y un apellido por el que serán recordados para
siempre.
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