domingo, 28 de julio de 2013

CAPÍTULO 19: EL BAILE DE UN SÁBADO CUALQUIERA








Como todos los sábados, a las 8 en punto de la mañana, las cabecitas de los niños empiezan a asomar por las rejas de la puerta. Alicia, la profe de baile los espera ansiosa. El baile no es sólo una forma de divertirse y desconectar de las tareas del colegio y los problemas del día a día sino que se convierte en una fuente más que necesaria de disciplina y trabajo en equipo. No hay tregua, si las cosas no salen bien se repiten hasta que todo sea perfecto, el mínimo error hace que todo el grupo vuelva a empezar. A veces los niños se enfadan y no lo entienden, pero es simplemente un ejemplo de la vida; te caes te levantas, algo sale mal lo repites, mejorando siempre hasta ser el mejor…sólo así tu vida no dependerá del todo del destino, dejando el menor porcentaje posible al azar.

El baile es un baile típico en el que participan niños y niñas, increíblemente los niños son más disciplinados y caballerosos al menos hoy. Parece un baile de mini príncipes y princesas, ellas con vasijas en la cabeza y ellos de rodillas esperando a sus bailarinas…más lindos!!! Merece la pena levantarse tan temprano un sábado para ver este espectáculo. Ya han ido a bailar a la embajada argentina, a concursos y festivales…lo bueno del baile es que además de ser un medio de expresión y motivación y por qué no una carrera para el mañana, también los ayuda mediante estos actos sociales a sentirse alguien, a tener un don por el que ser aplaudidos y respetados. Su autoestima es bajísima aquí porque hasta sus propios padres (muchos de ellos analfabetos) les dicen que no valen para nada; pero en el escenario, bailando, son auténticos profesionales capaces de enseñarle al mundo que más allá de las miserias de su vida, cada uno tiene un nombre y un apellido por el que serán recordados para siempre.

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