Hoy es un día tranquilo en el comedor, los niños no
vienen hasta el lunes y las hermanas se dedican a sus quehaceres. Yo he estado
enseñando a Perico a bailar reguetton (sé que muchos lo consideráis música pero
a Perico y a mi nos encanta). Cuando la actividad cesa es cuando te pones a
repasar mentalmente todo lo vivido y los detalles vuelven a tu cabeza, las
imágenes se repiten y las palabras parece que suenan con más fuerza. Decido que
cada semana voy a entrevistar a una hermana para que me dé su visión del
comedor y de la labor que hacen aquí. Hoy es el turno de la Hermana Esperanza,
(cargo) que es realmente como la directora de un concierto sin la cual los
instrumentos no tocan a la perfección. Tiene un espíritu y una vitalidad que me
deja pasmada. Se levantan a las 5 de la madrugada y no para en todo el día!
Siempre activa, siempre dispuesta, siempre corriendo. Realmente es una parte
importante del alma de este sitio. Se ve en la entrevista, como vive y se
emociona con cada frase, cómo expresa lo que siente sin tapujos o miedos. Habla
de política, de denuncia social, de la situación de los niños, de las hermanas
y de su labor aquí con una fe que es envidiable. Me refiero no sólo a fe
espiritual sino a fe en lo que hace, en su labor en su trabajo. Supongo que una
fe a la que muchos aquí se agarran para seguirPor la tarde salgo a dar un paseo mientras las hermanas
organizan las medicinas que les donan para el centro, muchas cajas son
muestras, otras están caducadas y hay que tirarlas, resulta paradójico lo
difícil que es aquí conseguir una aspirina. Como en todas partes, quien tiene
posibles lo paga y lo tiene, quien no, agoniza y espera con resignación a que
le toque su turno. El paseo es extraño, una mezcla de soledad y abandono a
cada paso que doy: niños solos por las calles, calles vacías, el miedo a
encontrarte paseando sola y que anochezca…no puedo imaginarme lo que será ser
una niña en estas calles, una niña sola, rodeada de desesperados y babosos…al
parecer un abuso bastante común en esta zona. Estoy deseando que anochezca, el lunes el
patio y el comedor volverán a llenarse de risas. Mejores mil veces que el
silencio.
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