lunes, 22 de julio de 2013

CAPÍTULO 11.DOMINGO: EL SILENCIO TIENE NOMBRE




Hoy es un día tranquilo en el comedor, los niños no vienen hasta el lunes y las hermanas se dedican a sus quehaceres. Yo he estado enseñando a Perico a bailar reguetton (sé que muchos lo consideráis música pero a Perico y a mi nos encanta). Cuando la actividad cesa es cuando te pones a repasar mentalmente todo lo vivido y los detalles vuelven a tu cabeza, las imágenes se repiten y las palabras parece que suenan con más fuerza. Decido que cada semana voy a entrevistar a una hermana para que me dé su visión del comedor y de la labor que hacen aquí. Hoy es el turno de la Hermana Esperanza, (cargo) que es realmente como la directora de un concierto sin la cual los instrumentos no tocan a la perfección. Tiene un espíritu y una vitalidad que me deja pasmada. Se levantan a las 5 de la madrugada y no para en todo el día! Siempre activa, siempre dispuesta, siempre corriendo. Realmente es una parte importante del alma de este sitio. Se ve en la entrevista, como vive y se emociona con cada frase, cómo expresa lo que siente sin tapujos o miedos. Habla de política, de denuncia social, de la situación de los niños, de las hermanas y de su labor aquí con una fe que es envidiable. Me refiero no sólo a fe espiritual sino a fe en lo que hace, en su labor en su trabajo. Supongo que una fe a la que muchos aquí se agarran para seguirPor la tarde salgo a dar un paseo mientras las hermanas organizan las medicinas que les donan para el centro, muchas cajas son muestras, otras están caducadas y hay que tirarlas, resulta paradójico lo difícil que es aquí conseguir una aspirina. Como en todas partes, quien tiene posibles lo paga y lo tiene, quien no, agoniza y espera con resignación a que le toque su turno. El paseo es extraño, una mezcla de soledad y abandono a cada paso que doy: niños solos por las calles, calles vacías, el miedo a encontrarte paseando sola y que anochezca…no puedo imaginarme lo que será ser una niña en estas calles, una niña sola, rodeada de desesperados y babosos…al parecer un abuso bastante común en esta zona.  Estoy deseando que anochezca, el lunes el patio y el comedor volverán a llenarse de risas. Mejores mil veces que el silencio.

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