martes, 24 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 74: LAS ÚLTIMAS 24 HORAS DE MI VIDA

Puede parecer exagerado, pero es así: mi vida no será la misma dentro de 24 horas.  Como un cronómetro marcha atrás, los minutos más que nunca se hacen irrepetibles y los segundos parece que se escuchan a cada tic-tac del reloj. 
Ahora sí que sí, esto se acaba: se acaban los despertares a las 6 de la mañana, las voces de los niños,los rezos, se acaban las comidas en comunidad y las constantes tareas pendientes; ya no hay más viajes ni despedidas porque esta es la definitiva.
Volveré de nuevo a España y su constante crisis, al agobio por la falta de empleo, a preocuparme por el precio de la gasolina y a ver como pasan los días sumida en la misma rutina que tenía antes de venirme. Entonces todo esto que ahora vivo y siento en mi carne me parecerá un sueño. Un sueño intenso y apasionado, pero al fin y al cabo un sueño. Como todos los buenos sueños irá cayendo en el olvido con el paso de los días, de los meses, de los años...hasta que un día pueda regresar a soñar de vuelta a Paraguay. 
Aquí he aprendido a ver los problemas que todos consideramos aplastantes en el primer mundo con más objetividad, a valorar el techo sobre el que duermo y el plato que cada día tengo en mi mesa sin preocupaciones; he aprendido que las apariencias engañan, que el dolor más intenso se puede ocultar tras una enorme sonrisa y que el amor en la mirada de un niño puede cambiar el rumbo de un día entero.
Supongo que esta reflexión la hacen todas las personas que pasan un tiempo en un entorno más deprimido que el suyo, donde la pobreza hace valorar cada detalle que te parece evidente en tu acomodada vida cotidiana. Pero no me preocupa recordar cuánto valoro cada cosa que tengo ahora mismo, eso es fácil; me preocupa hacer de este sentimiento algo permanente que pueda contagiar a los demás y que no se me olvide en cuanto vea el primer escaparate de ZARA.
Cada sociedad y sus depresiones pero todas ellas deprimentes igualmente y mi pregunta:¿cómo voy a hacer entender a los que he dejado todo lo que he vivido en estos meses? ¿cómo voy a explicarles que ya no soy la misma chica que se despedía de ellos en el aeropuerto? Por mucho que haya escrito y por muy bien que lo explicara, los sentimientos, de momento, sólo le pertenecen a uno: las veces que he llorado de impotencia por la historia de un niño, las que he reído de absoluta felicidad...imágenes que se repiten en mi cabeza como en una pantalla gigante que sólo yo puedo ver.
¿Y si ahora cuando llegue no encajo? ¿y si ni siquiera soy capaz de comprender el mundo en el que vivo? ¿Y si todo lo que pasa en mi entorno, la gente que me rodea me parece de repente una superficial?¿Y si yo misma dentro de un mes vuelvo a ser la misma de antes? ¿Cómo voy a aceptar un contrato basura después de haber luchado tanto por los derechos de otros?
Mañana a estas horas, estaré volando a de vuelta a mi realidad repasando mentalmente todos los momentos vividos que volverán a mi con cada vez más intermitencia en mi vuelta al día a día.
Quiero agradecer a todos los que han formado parte de esta experiencia, para bien o para mal, el que la hayan compartido conmigo. A los lectores fieles que hacéis de mi diario de abordo un estímulo para vuestras vidas y la mía, a los que descubristeis Paraguay a través de mis palabras, a esos que habéis llorado y reído con cada historia, a todas las personas que me he encontrado en este camino y en definitiva a todos los que me habéis hecho llegar hasta este momento en el que meto en mi maleta 18 kilos de ropa, 4 kilos de regalos y miles de kilos de recuerdos únicos.
Especial agradecimiento a mis hermanitas de San José de Cluny en todas las comunidades del Paraguay especialmente a las de Asunción, por haberme hecho sentir una más de la familia, por ser mis hermanas postizas y compañeras de batallas, por aprender fotografía , por vivir con tanta alegría una vida que no vale para cualquiera y en definitiva por creer en mi. Me llevo de Paraguay amigas, hermanas y en ocasiones madres que han sido un ejemplo de entereza cuando me fallaban las fuerzas. Seguid luchando por todas las causas nobles de las que he sido testigo con esa actitud luchadora y sin perder la sonrisa que os hace únicas:
Hermana María, no cambies nunca, con tu dulzura y tu personalidad haces más fácil la vida de los demás. Tienes un don que te hace especial: cuando alguien se acuerde de ti, siempre recordará una cosa: tu sonrisa. 
Hermana Ilda, eres joven pero tienes las ideas más claras que muchos adultos "maduros"; sin importarte lo que opinen los demás sobre tu vida, caminas firmemente con tus convicciones, no pierdas nunca esa fe tan envidiable.
Hermana Esther, eres fuerte y tu carácter hace que consigas lo que te propones. Eres igual que yo, adicta a esos pequeños diablillos que nos consumen la vida pero sin los cuales no podríamos vivir. Que puedan contar contigo muchos, muchos, muchos años más.
Hermana Gloria, tienes algo que mi madre define como ángel, cautivas a los que se acercan a ti y cuando hablas, la ternura de tu voz conmueve al mundo. Vas por delante de los quehaceres sin hacerte apenas notar, eres como esos duendes que todo el mundo querría tener a su lado, que trabajan mientras uno duerme. Gracias por hacerme reír hasta llorar.
Hermana Esperanza, naciste líder y morirás líder. Una líder positiva que contagia un espíritu de superación y renovación constante a cuantos se cruzan por tu camino. Dejas tras de ti una estela que grita: TODO ES POSIBLE , el tiempo es oro. Nos parecemos mucho y por eso mi mejor consejo es que nos tomamos la vida a veces como una carrera en la que hay constantes metas pero jamás un final. Debemos luchar por no correr tan rápido que no aprovechemos los momentos por pensar ya en el siguiente escalón.
De Paraguay me llevo un corazón que pesa al menos 50 kilos más de lo que me pesaba cuando llegué, un cuerpo (el mío) que también lleva 6 kilos más que cuando lo traje y un libro de recuerdos tan intensos, que el azul, el blanco y el rojo de la bandera han teñido mi sangre del mismo color.

Sólo el tiempo me dará las respuestas a todas mis preguntas, sólo mis actos concluirán si realmente he aprendido algo de todo lo vivido, sólo mis pies serán testigos de los caminos recorridos y sólo Dios sabe si me voy para no volver jamás. 

Ahora entiendo por qué desde pequeñita quería venirme de voluntariado, por qué quería casarme en las cataratas del Iguazú sin conocerlas si quiera y por qué el destino me puso en este avión y no en otro....

No siempre ha sido fácil: he visto broncearse los cuerpos de la gente en España, mientras el mío engordaba y empalidecía; he visto cómo sus melenas lucían más lindas en vacaciones mientras la mía se me caía a manos llenas;he visto sus pieles maquilladas y tersas mientras las bolsas de mis ojos crecían cada día; he visto sus fotos en la playa cuando yo estaba tiritando con la bufanda al cuello...pero al fin y al cabo, fotos iguales a la de otros veranos, sin cambios, sin más retos que los de salir cuantas más noches mejor...es cierto que pude haber descansado, es cierto que pude haber viajado a hoteles de lujo, tomado el sol de la mañana a la noche...pero entonces no existiría
este blog, ni esta experiencia, ni siquiera existiría yo tal y cómo soy ahora: más gorda, más pálida, más ojerosa y hasta con piojos pero  sobretodo, mucho más feliz. :)

23 horas 59 minutos, 23 horas 58 minutos, 23 horas 57 minutos de vida...de esta vida.





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