Ayer
era Domingo, como es costumbre en las comunidades cristianas hubo misa a
primera hora. Como el día anterior, casi 300 niños y niñas abarrotaron la
iglesia. Hoy no nos visitó ningún corazón y se notó porque estaban todos más
relajados: de nuevo los cantos a grito pelado, el padre nuestro que se debió
escuchar en Singapur y las caritas de sueño propias de las 8 de la mañana. Cuando todos se sentaron para escuchar la
homilía, el padre Aníbal les dio una sorpresa : "Hoy no diré la homilía yo, sino unos payasos". Nadie me
había avisado de tal evento y pensé que el sueño me había jugado una mala
pasada o que sería el sobrenombre de alguno de los novicios.
De repente, cual
fue mi sorpresa y la de todos los presentes, cuando ¡aparecieron dos payasos de
verdad! Pelucas de colores, zapatones del 50, narices rojas...el pack completo
vaya. Era la primera vez que veía
payasos en una iglesia, y más sustituyendo al cura, y más !dando la
homilía!.
Primero
una payasa que tiró y pateó los juguetes que traía esparciéndolos por el suelo;
y luego el payaso que apareció para explicarle que eso no lo debía hacer. Así
entre juegos y pantomimas, contaron historias y representaron un teatro: una
vela era la protagonista del cuento. Resulta que la vela tenía miedo del fuego
que prendía su mecha y la consumía, pero finalmente aceptó con gusto que esa
era su misión en la vida y que nada tenía que temer y así fue encendiendo otra
velas que por miedo estaban apagadas hasta llenar de luz el mundo. Creo que me
estoy inventando parte de la historia porque tuve que ir corriendo con la
hermana Vicenta a buscar la cámara, pero vaya una historia semejante con
moraleja para los niños. Terminado el cuento, los payasos repartieron velas a
los pequeños y las prendieron como símbolo de la luz que cada uno de ellos
tiene y puede contagiar.
Realmente
una misa diferente que hizo las delicias de los pequeños.
Al
terminar la misa, los domingos, tienen deporte hasta las 11. Dos horas en las
que chicos y chicas juegan al fúbol, volley o simplemente miran cómo juegan sus
compañeros. De nuevo el calor me estaba apagando, cuando vinieron unas chicas
de 8 º y 9º (las mayores) a hablarme. Me
dieron la vida, porque me agarraron del brazo y nos paseamos como cuando yo era
alumna por todo el patio contando chismes: chicos, amigas, papás....¡todo!. En
eso que nos paramos debajo de un árbol a la sombra y no me acuerdo muy bien por
qué pero empezamos a bailar: ellas me enseñaron algunos pasos de la danza
paraguaya (dios santo qué patosa soy) y luego yo a ellas los pocos pasos que
recordaba de baile gallego. ¡Qué cuadro
intercultural! ellas con la muñeira el lalala y el tacón , punta tacón y yo con
la guarania y con cuidado de que no se me enrollaran los pies para caer de
morros. Y así pasaron sin que nos diéramos cuenta, las 2 horas de deporte.
Si
os digo la verdad yo aquí disfruto como una enana porque es como volver a los
13, como ir a un campamento de verano.
Cuando
llegué el domingo, elaboré una lista de cosas que podía hacer aquí: cursos, clases,
tareas, etc. En esto, que la hermana Vicenta me preguntó si sabía tocar algún
instrumento. Yo, como cuando en España te preguntan qué sabes tocar, dije la
flauta y me eché a reír.
Debí pensar antes de hablar porque no tardaron en
pensar podía darles clases de flauta a las niñas. ¡Pero si no he dado clases de
flauta a nadie en mi vida y sólo recuerdo las canciones del colegio! Vaya, que¡
cómo voy a dar clases de flauta tocando el
Himno de la Alegría, el Cumpleaños
feliz y el Ondiñas veñen ! Ahora
es cuando me pregunto por qué abriría la boca....jajajjaa. El caso es que ayer
por la tarde ya me entregaron las flautas y un grupo de niñas se fueron conmigo
cerca del aljibe para la clase. "Y yo a estas ¿qué les enseño?" No sé
muy bien cómo hice pero me las apañé para recordar mis clases de canto, la
importancia de la respiración, la posición de los dedos y las notas y con eso
salí del paso. Como siempre Titanic ,canción de flauta por excelencia, me salvó
la vida mientras recordaba a mi profesora de música Ángeles y lo que se reiría
de mi si me viera(eso va por las veces que me reí yo en su clase). El caso es que convertida en un Amelín
improvisado, me gustó tanto la experiencia que ahora buscamos un hueco para
repetirla cada día: supongo que no hay nada en esta vida que no se pueda hacer
si te lo propones.
Suena
el pito y me toca el turno para cuidar el patio.
Aunque me toca reemplazar a la
hermana Eulalia, ella se queda un rato organizando un juego para que las niñas
no se aburran. De verdad la fuerza de esta mujer es increíble, hace menos de
una hora estaba friendo pescado con casi 40 grados de calor en medio de un
fuego y aceite hirviendo y aún le quedan fuerzas para ampliar su turno.
El
juego consistía en llenar una botella de plástico de agua por equipos. Cada
jugador debía correr hacia el centro, donde había un cubo de agua, llenar un
vaso y correr hacia la botella para verterlo. El que la llenara antes, ganaba.
Tanto jugaron con este calor que al final el agua acabó por sus cabezas y el suelo convertido en un barrizal, pero no
os puedo describir cuánto se divirtieron las enanas.
Después,
les enseñé a jugar al escondite ingles, pero creo que debí pensarlo antes: unas
30 niñas corriendo hacia la que quedaba...os puedo asegurar que impresiona
bastante y más cuando sabes que en algún momento alguien gritará "chorizo"
y el caos se apoderará de la pista.
Con
al cena llega la calma y aún con los últimos niños dando coletazos por el
patio, me siento con la hermana Eulalia a ver cómo hace adornos, pulseras,
collares y abalorios de alambre y medias. Sentadas una en frente de la otra, me
enseña fotos de su familia, de Galicia y compartimos historias y recuerdos de
los años de su vida. Mientras, unos patitos de hilo hechos por ella nos
observan desde una esquina. ¡Ay! ¡cuán entrañable es esta mujer! Me dice que me
va a enseñar a hacer todas estas cosas en mis ratos libres...¡no puedo esperar
a mañana!
No
recuerdo un día que me halla pasado más rápido desde que llegué, creo que me lo
paso yo mejor que ellas incluso.
No
recuerdo un día que me halla pasado más rápido desde que llegué, creo que me lo
paso yo mejor que ellas incluso.
pd:
Toda excusa es buena para volver a ser niño. :)
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