Hoy
Fabi, una de las niñas, tenía visita en el otorrino. El año pasado un palo le
cayó en la nariz y desde entonces tiene un bulto que en ocasiones le duele y no
la deja respirar bien. Por eso, la hermana Raquel (enfermera), el director
Aníbal y yo, nos dirigimos durante dos horas en coche hacia el interior del
Chaco. Loma Plata, así se llama el pequeños núcleo urbano al que nos dirigimos.
Dos horas de viaje dan para mucho y el director Aníbal y yo comenzamos a
hablar: "Loma Plata es una comunidad de menonitas" Los menonitas son
emigrantes alemanes de la segunda guerra mundial que llegaron desde Rusia y
Canadá a zonas de Latinoamérica como Paraguay donde fueron acogidos. En
Paraguay tienen cinco comunidades y una de ellas es Loma Plata. Curiosamente
las comunidades de menonitas suelen ser las zonas más desarrolladas como la
ciudad de Filadelfia, y que conservan un toque europeo fácil de distinguir.
De
religión y costumbres en su mayoría protestante, han importado al Paraguay el
idioma alemán (más bien una variante), sus costumbres y por su puesto, su
indiscutible perfil ario.
Hablando
de estas comunidades tan avanzadas me atrevo a preguntarle a Aníbal :
"¿Cómo un pueblo que lleva relativamente tan poco tiempo como los
menonitas en Paraguay, es más evolucionado que una sociedad que el propio
pueblo paraguayo? ¿A qué se debe tanta diferencia?" Me sorprende lo
abierto que es Aníbal que sin tomárselo como ningún tipo de ofensa (como debe
ser) me responde: "Ellos son un pueblo muy unido, que aunque al principio pasaron
muchas dificultades, eso les ha servido para organizarse fuertemente en
cooperativas" "Al principio se buscaban la vida trabajando en las
estancias (granjas de gran extensión) como el resto de los paraguayos, pero
trabajan mucho y pronto comenzaron a adquirir tierras" "Se
organizaron en cooperativas en las que iban a parar todos los ingresos que
luego se distribuían en las necesidades de la comunidad(...), comenzaron así a
construir sus propias fábricas, casas, hospitales, colegios y hasta sus propios
centros de distribución de energía eléctrica"
¿Entonces
la gran diferencia con los paraguayos es la unión? le pregunto.
"Paraguay
es un pueblo que antes de la guerra de la Triple Alianza era un pueblo unido y
próspero, de hecho, era uno de los países con más proyección en vías de
desarrollo de toda Latinoamérica, tanto era así, que ese fue el motivo que
causó la guerra" ¿Cómo puede causar una guerra que el país prospere? continué
preguntando. "Digamos que a no todo el mundo le venía bien esa
prosperidad; Inglaterra (recordemos que fue junto con España , la gran reina en
la época del descubrimiento de América) gran inversora en tierra y petróleo en
zonas de Argentina, Brasil y Uruguay, vio que sus inversiones peligraban por
culpa del desarrollo de nuestro País, (...) los historiadores dicen que ese fue
el motivo principal del comienzo de la guerra" " Antes, Uruguay,
Paraguay , Brasil y Argentina, teníamos un acuerdo de no invasión y respeto por
los territorios vecinos para no invadirnos entre nosotros; pero Brasil comenzó
a invadir territorios Uruguayos a lo que Paraguay se opuso completamente y ahí
los conflictos territoriales afloraron" "Si sumamos esto a los
intereses Ingleses que defendían que Paraguay era un mal ejemplo para el resto
de países de América Latina, digamos que era cuestión de tiempo que se
convirtieran en causas de guerra(...) Y así fue como la comenzó la guerra de la
Triple Alianza que comenzó en 1865 duró 5 años y en la que Paraguay perdió parte
de su población."
¿Cómo
puede ser que un desarrollo como el que tenía Paraguay fuese considerado como
un mal ejemplo, no se supone que ese es el fin de la evolución, mejorar?
"Sí,
pero había demasiados intereses en juego para los países vecinos, que veían
como el modelo de autoabastecimiento y el desarrollo de la industria paraguaya
podía interferir en el comercio con Inglaterra, de ahí tanto interés de los
ingleses".
Mientras
conversamos, pienso en la cantidad de barbaridades que a lo largo de la
historia se han cometido en nombre del dinero; dinero que mueve el mundo,
dinero por el que se mata y se muere, dinero con el que se compran y se venden
almas y dinero que al fin y al cabo nadie se lleva eternamente consigo.
"Todos
los hombres iban a la guerra, también jóvenes y morían , así que en el país
quedaron mujeres, ancianos y algunos niños y la evolución tuvo que comenzar
desde 0 de nuevo(...) Tras la guerra, nunca volvimos a ser un pueblo unido;
seguía habiendo un Paraguay que estaba a favor de los invasores y otro que
estaba en contra y aunque los primeros gobiernos fueron favorables, hasta
nuestros días, el resto sólo han sido ladrones" Noto a medida que habla
que sus palabras se llenan de pasión y sentimiento "Los políticos son el
mayor problema del Paraguay, unos y otros, todos se alimentan del pueblo en lugar
de ser al revés".
La
conversación se corta en seco, acabamos de llegar al hospital.
Por
el camino ya he notado que esto no es Paraguay, no al menos estas calles que
tienen nombres en alemán, ni las estructuras y materiales de las casas ni
calles : el cemento y los ladrillos hacen que la madera de las construcciones
típicas desaparezca. Los niños rubios de ojos azules se pasean por los
agradables y floridos barrios con sus cascos y una sensación de extranjería me
recorre el cuerpo.
Pasamos al lado de la escuela, con sus banderas ondeando al viento, sus impolutas cercas de madera blanca y sus cuidados y recogidos jardines y finalmente aparcamos frente al hospital de Loma plata. Las puertas automáticas ya nos indican que no es un hospital al uso aquí en Paraguay. Tiene pinta de ser privado desde los cuadros de la pared hasta el papel del váter. Al entrar, dos recepcionistas perfectamente uniformadas e impolutas nos reciben con sus ojos azules y su semblante serio, tras dar los datos de la niñas nos conducen a una sala de espera que sólo conserva del Paraguay el ventilador y al madera en el techo. "¿No te da rabia que estos que acaban de llegar a tu país tengan los mejores hospi...." "¿¡Fabiana?!" grita una enfermera desde el interior de la consulta. No me dio tiempo a terminar mi pregunta, y lo que es peor, a escuchar la respuesta cuando ya estábamos entrando en la sala de la especialista.
Una mujer de marcados rasgos asiáticos (yo diría que más coreana que china), estaba doblada en una silla con su bata blanca y rodeada de todo tipo de adelantos tecnológicos en una sala blanca como la leche. No me gustó su actitud desde el primer momento: estaba recostada en el respaldo de la silla, no se puso de pie para recibirnos, bostezó en cuanto entramos y creo que le dediqué yo más tiempo a observar el mármol del lavabo que ella a observar a la pequeña.
"Es un fibroma y no es
grave, pero abría que extraerlo con anestesia local y coser" Para decir
esto la tía cobró 140.000 guaraníes (unos 23 euros, cifra muy alta para una
consulta en el Paraguay). Ni siquiera sonrió a la pequeña de 7 años que estaba
algo abrumada con tanto aparato y le hablaba a la hermana Raquel como si fuera
un niña de bachillerato: "Esto de aquí es piel y no hueso
señora....". Eso de señora lo odio.
El
caso es que salimos de allí como entramos pero con la diferencia que estábamos
a otras dos horas de casa y que ni siquiera nos dijeron un simple adiós al
salir. Me acuerdo del hospital al que fui en Asunción a la semana de llegar.
Era un hospital atestado de gente, con ventiladores en cada esquina, con
equipos viejos y paredes manchadas, con enfermeras comiendo entre los pacientes
y hablando a grito pelado. Recuerdo cómo me trató el médico, qué cantidad de
preguntas me hizo, lo cariñoso que fue conmigo y el tiempo que me dedicó.
Salimos
de nuevo a la ruta rumbo a San Isidro mientras pienso que no hubiera cambiado
el barullo y el caos de aquel hospital por la frialdad y la insensibilidad de
este por mucha asepsia que hubiera. Yo los prefiero morenos y de sangre
caliente. ;)
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