martes, 27 de agosto de 2013

CAPÍTULO 47: LA FÁBULA DEL LOBO CON PIEL DE CORDERO


Cuando era pequeña mi abuela me decía que tuviera cuidado con los "lobos con piel de cordero", hoy os contaré una historia sobre ellos.
Parecen realmente apacibles y mansos, hermosos y casi santos, pero todo cambia cuando nadie los ve.
Había una vez un lobo de apariencia muy fiera al que todos los aldeanos temían, al final entre todos consiguieron echarlo del pueblo. Llegaron en aquel entonces un grupo de ovejas que venían con un buen pastor a pastar en los fértiles campos de aquel hermoso pueblo. Ese pastor era tan amable y bueno que todos los aldeanos quedaron en seguida encantados con su presencia. Así como el pastor era tan bueno, las gentes comenzaron a querer también a sus tranquilas ovejas pues eran mansas y dulces con ellos. Una mañana que el pastor se alejó del pueblo a visitar a un familiar , las ovejas comenzaron a pastar y se encontraron con el feo y fiero lobo; para su sorpresa, el lobo las saludó muy correctamente y con una enorme sonrisa las acompañó de vuelta a la entrada del pueblo. Ellas fueron muy amables con él durante el camino, pero en cuanto pensaron que ya no las escuchaba y lo creyeron lejos, comenzaron a insultarle diciendo: éste lobo se arrima a nosotras para que el pueblo lo vea, es feo, va siempre con el pelo alborotado, parece andrajoso y sucio y nos ha acompañado de balde porque nosotras bien sabíamos ya el camino.
El lobo, que se había retrasado a beber agua en una fuente cercana, escuchó todo lo que las ovejas dijeron: su corazón comenzó a latir con fuerza y un nudo se le puso en la garganta. Sin poder creer que hablaran de él así  esas ovejas a las que había de acompañado de corazón para protegerlas de otros males, sus ojos se llenaron de lágrimas. Él, que ya se iba feliz pensando que aunque se había tropezado con gente mala que lo había juzgado sin conocerlo, por fin había encontrado consuelo en las ovejas, se sintió muy triste. A pesar de eso, se armó de valor pensando que las cosas no podían quedar así y se dirigió hacia ellas con paso firme y valentía.
Cuando las ovejas del buen pastor le vieron, en seguida se dieron cuenta de que lo había oído todo y sorprendidas exclamaron: ¡Hola lobo, ¿qué tal? te hacíamos ya en la profundidad del bosque. A lo que el lobo respondió: "Mal, pues he oído todo cuanto de mí habéis dicho y estoy muy apenado y decepcionado. El lobo se defendió de los insultos diciendo: Mi pelo es rudo y salvaje porque me muevo siempre en el bosque ayudando a los animales y las zarzas me lo enredan, mi cuerpo es feo porque estoy mudando el pelo y se me cae; además no soy fiero sino que sólo se ven de mí los dientes porque intento sonreír aunque no me sale. No os acompañé para que el pueblo me viera, sino porque conozco a vuestro pastor, él se hospeda en mi casa en el interior del bosque y me pidió que os acompañara para que nada malo os pasase. Hemos reído juntos, me habéis hecho alabanzas desde que me visteis y os he acompañado aunque somos diferentes con un gran placer en todos los obstáculos del corto camino."
Y diciendo esto, se volvió el lobo tragando saliva para contener las lágrimas de regreso al bosque. Cuando ya iba a mitad de camino, una de las ovejas salió a su encuentro: "Qué mal me siento lobo por lo que acaba de pasar, nuestro amo estaría muy disgustado de saber lo que te hemos hecho, no te vayas así, olvida cuando te hemos ofendido" a lo que el lobo respondió: "No hay un botón en la cabeza para borrar tan reciente sufrimiento, pero marcha tranquila que el tiempo lo cura todo. Lo único que siento es que hayáis tenido esa opinión de mi todo el camino y ninguna me la haya dicho , sólo sonrisas y buenas palabras". La oveja abrazó al lobo que no la quiso corresponder pues aún su herida era muy reciente y se fue.
Casi llegando de nuevo a casa, la segunda oveja salió a su encuentro: "Ay lobo qué apenada estoy por lo que has escuchado, de dónde tú vienes las cosas se dicen de frente ¿verdad?"  "¡No!" respondió el lobo, "No es que de allí de donde vengo las cosas se digan a la cara, es que es justo y coherente decir al prójimo si te ofendiere en qué medida y de que forma lo hace, sólo de esa forma se pueden corregir errores y conseguir una verdadera amistad" Hincando sus rodillas en el frío bosque la oveja se echó a llorar: "Perdóname, oh lobo, que hemos pecado de cobardes y hemos contradicho cuando nuestro Pastor nos ha enseñado, ¿serás capaz de perdonarnos?"
El lobo hizo levantar a la oveja ayudándola con su hocico, pues no era ningún rey para ser venerado y temía por la salud de la oveja que era la mayor de aquel rebaño. "Vete en paz hermana mía, que encontraré la fuerza para perdonarte aunque me cueste olvidar tus palabras.  Pídele a tu Pastor que te perdone y tú que tienes fe, reza por los pecados cometidos y recuerda tratar siempre a los demás como quisieras que te trataren a ti".
Allá marchó la oveja de vuelta al pueblo.
Al llegar a casa el lobo le contó al Pastor lo ocurrido y le dijo: "¡Ay pastor que tengo una pena fuerte en el corazón!, que yo no soy de tu rebaño pero te pido que me guíes para no perder la fe en el pueblo y las ovejas a pesar del daño acometido."
El Pastor, sintiendo pena por el comportamiento de sus ovejas que tan buenas y santas parecían le dijo: "No son más que ovejas, que a veces se pierden cuando les falta su Pastor, ten compasión de ellas, no las comas que aunque parece un fácil y merecido bocado, su carne no saciará la pena de tu alma" Entonces dijo el Pastor: "Yo te ayudaré a contar esta historia para que el pueblo entero sepa que no eres ni fiero, ni malo, ni feo y que sólo procuraste el bien de mis ovejas a pesar de lo mal que te trataron"  
Tanto acabó queriendo el pueblo al lobo que muchos fueron quienes lloraron cuando se marchó de él, y en la despedida una frase le dijo a las ovejas "Vuestro pastor me enseñó que he de perdo……lñlnar hasta setenta veces siete, es decir, cuantas veces me  ofendiere un hermano. Quedad tranquilas ayudando a las gentes de este pueblo, pues yo os perdono siendo más fuerte aún que antes".

Y el  que tenga oído para oír que oiga.

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