Los estudiantes del Instituto de Formación Docente preparan
por la mañana, por grupos, una pequeña e improvisada feria de comida y productos
típicos paraguayos.
Vestidos con trajes típicos, me invitan a degustar las
empanadas, los pasteles mandio (empanadillas ellas de mandioca y fritas), las
croquetas y una gran variedad de comidas típicas acompañadas de un fresco
tereré para paliar el calor y la pesadez de estómago.
Ya os he hablado del Tereré tan típico y propio de sus
gentes que nada tiene que ver con las tradiciones argentinas, pero hoy haremos
un repaso a través de los demás elementos que unen cultura y tradición.
El Ñandutí (tela de araña) una forma de hilado tan fino y
majestuoso que parece el duro trabajo de este arácnido es adornado de formas y
colores diversos y nos lo podemos encontrar en cuadros, posavasos y manteles y
un sinfín de objetos más. Este tejido que se realiza sobre bastidores tiene su
origen en la ciudad de Itaguá.
Una de las artesanías que personalmente más me gusta es la
típica hamaca Paraguaya, de nudos firmes, destaca por su calidad y comodidad.
Según los artesanos si encuentras la firma Made
in Paraguay en una hamaca es seña y signo de que descansarás como un rey.
Hablemos ahora de música, porque si bien la guitarra
española tiene nuestro sello de origen aquí la guitarra paraguaya y
sorpresivamente el arpa, son los instrumentos que no pueden faltar en ninguna
celebración típica que se precie.
Todos conocemos las filigranas como un adjetivo o nombre que
le damos a esos trabajos complejos y delicados, a las piruetas más imposibles o
a las monerías de pequeño tamaño con las que se nos cae la baba; sin embargo,
la filigrana es el trabajo con hilos de plata que da lugar a las joyas más
delicadas y minuciosas. El epicentro de esta artesanía es Ciudad de Luque y la
admiración por este arte es tal que extranjeros de todo el globo valoran y
buscan estos trabajos.
Obviamente en un lugar con tanta tradición musical , la
danza tenía que ir de la mano y es por ello que la polca encuentra un lugar
especial en la tradición paraguaya por la dificultad de sus bailes y la
preciosa indumentaria que lucen mujeres y hombres. Tanto es así, que su
correcta ejecución se considera un arte sin parangón. Si habéis leído capítulos
anteriores os acordaréis de la actuación que hicieron los pequeños del comedor
en Nuestra Señora de la Ascensión, pues bien, tanto el baile como el vestuario
era una representación de la música y danza paraguaya.
Hablando de música, la guarania
dicen los paraguayos que están fuera de su tierra, que te transporta
inmediatamente al rojo, blanco y azul con un irremediable sentimiento de
añoranza o como lo conocemos los gallegos, morriña, por la tierra.
Una parte fundamental de la tradición y folclore paraguayo que ha sido transmitida de abuelos a nietos mediante historias y cuentos, son los mitos. Si sí como los de la antigua Grecia, en los que se explicaban diferentes fenómenos al pueblo por parte de representaciones semi-humanas para que fuesen fácilmente asumidos . De la misma manera, la religión guaraní ha identificado a 7 mitos, hijos deformes castigados de Keraná y Tau.
Cuentan las historias que
Keraná era una bella y dormilona joven de una tribu que fue secuestrada por
Tau, un espríritu malo, que perdió su pelea con Katupyry (espíritu bueno) por el amor de la joven. Por este acto,
Arasy maldijo a sus hijos que nacieron como monstruos o fenómenos que han llegado
convertidos en mitos hasta nuestros días. Tuvieron 7 hijos que fueron los
siguientes:
Teju Jaguá (teju :lagarto, jagua: perro) :el primer hijo que
tuvieron Tau y Keraná. Es representado como un lagarto gigante con 7 cabezas de
perro que se considera el guardián de las riquezas guaraníes. Unos hablan de
que era pacífico y se alimentaba de frutas y miel; y otros lo consideran una
criatura feroz y abominable.
Mboitu´i (mbói: víbora y tuí: loro) : Una serpiente con
cabeza de loro, lengua viperina y dientes que es el protector de los anfibios,
otros animales del bosque como las abejas y el rocío.
Moñai: cuerpo de
serpiente corta y cabeza de carnero diabólico con dientes afilados y grandes
cuernos. Se le considera protector de los malos, ladrones y pícaros.
El Jasy Jateré: es un hermoso joven de cabello rubio y ojos
azules que tiene una varita en la mano con la que atrae a los niños. Su canto
se confunde con el de un pájaro y sólo se le puede complacer regalándole
dulces, pues es un niño. Dicen que en horas de siesta, rapta a los pequeños que
se adentran en el bosque para jugar o matar pájaros con las ondas. En algunas
representaciones se acompaña de una sandía como defensor de los cultivos y es
considerado por muchos una especie de Cupido guaraní.
Kurupí: una criatura fea, peluda y petiza que vaga por los
bosques a la hora de la siesta. Su cometido es buscar a jóvenes y bellas
muchachas a las que raptará para llevarlas a un claro del bosque y abusar de
ellas hasta volverlas locas e incluso
causarles la muerte. Es por eso que las mamás advierten a las jóvenes no salir
solas por la tarde.
Ao Ao: éste mito con cuerpo de oveja y cabeza de lobo, se
mueve en manadas y se alimenta de cuerpos humanos. Para escapar de él, lo único
que se puede hacer es trepar a una palmera (se dice que las hojas de palma, al
estar benditas por el Domingo de ramos, son un la única protección posible). Si
buscas amparo en cualquier otro árbol, te devorará sin remedio.
Luisao: Es el lobishome u hombre lobo de otras muchas
culturas. Se representa como un gran perro fiero a veces musculado y con pelo y
otras delgado y con una gran boca llena de dientes afilados. Se dice que
protege los cementerios y a los muertos; por eso las mamás advierten a sus
hijos que no vayan a hacer "macanadas" a los cementerios. Es una
criatura propia de la noche. Es el séptimo hijo de la pareja y se dice por
tanto que si en una familia nacen 7 varones consecutivos, el séptimo será
Luisao y si nacen siete mujeres consecutivas será bruja. Pierde el maleficio
durante el día y se dice por Paraguay que los séptimos hijos son ahijados del Presidente.
Se dice de estos mitos que un día el paí los convocó para una gran fiesta en la gruta del cerro de Yaguarón (perro grande o padre de los perros porque parece un perro tumbado) y cuando estaba todos dentro, cerró la entrada con una gigantesca piedra y les prendió fuego.
Esa cueva, que existe, de verdad en el cerro
de Yaguarón, es de difícil acceso y dicen quienes han intentado penetrar en
ella que sólo son capaces de dar un par de pasos desde la entrada porque en
seguida algo les invita a salir despavoridos. Contaba el profesor, que en una
de las salidas educativas que hizo cuando estaba estudiando para docente, una
pareja de amigos suya entraron no con muy buenas intenciones. A los pocos
segundos salieron despavoridos como si los llevara el diablo y que dos abejas
del tamaño de una mano los persiguieron cerro abajo hasta expulsarlos de la
montaña.
Dicen que en esa gruta existen grandes tesoros de oro y plata pero que
todo aquel que sea descubierto en la misma entrada con intenciones de
apoderarse de ellos, será castigado de forma terrible por los misterios y
fuerzas malignas que se esconden en su interior.
pd: ¿No os recuerda a la gruta de Aladín? ¡Cómo me
gustaría ir y comprobarlo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario