lunes, 5 de agosto de 2013

CAPÍTULO 27: FÉLIX: ARTESANO Y HOMBRE TRANQUILO.


No llegó a acabar la primaria, no tuvo enseñanza ni formación en artes pero nos cuenta la Hna Esperanza que desde el colegio quería hacer arte con sus manos. Con 15 años decidió que su vocación era la de artesano y hoy con más de 30 y sin mujer ni hijos a cargo (muy raro para un nivaclé adulto) ha hecho de ello su vida. 
El talento de Félix Peralta siempre fue un misterio como misterio es él en realidad. Callado, nada extrovertido y siempre concentrado, tiene que visualizar su obra acabada para empezar  a tallarla con sus manos. "Hasta que no tiene en su mente lo que tiene que hacer no comienza su trabajo"
nos comenta la Hna Esperanza. 
Gracias a la artesanía ha podido salir de la realidad de su pueblo, ha estado en proyectos en Brasil y en Paraguay como restaurador reconocido e incluso a participando en los trabajos de recuperación del retablo de la Iglesia parroquial de Emboscada, datado de la época de los franciscanos. Fueron muchos los que reconocieron su talento y otros le dieron la oportunidad de inmortalizarlo ya que fue becado por unos italianos para la restauración de iglesias antiguas.
Destaca de él ser un hombre muy profesional en su trabajo y crítico con los suyos "Ha aprendido con el tiempo y quiere que la artesanía mejore. Le molesta que otros artesanos le llamen arteasania a cualquier trozo de madera con rallas"
La verdad es que para un extranjero cualquier cosa hecha por un nativo cuan más imperfecta es más apreciada (debe ser por el ego y eso de sentirnos superiores) o por la cultura de lo extravagante y defectuoso pero la postura de Félix es admirable. Él mismo, convertido en defensor férreo del arte y del buen arte, es un ejemplo de autodidactismo y constancia que fue descubierto por la Hna Magdalena cuando sólo era un crío. Hoy sigue luchando por abrir los caminos al comercio justo de la artesanía de su gente, agradeciendo como no a quienes lucharon por abrirle paso hace más de 40 años y hasta el año pasado. 

Puede que la historia de Félix no sea más que la historia de un hombre cualquiera que "no hace ruido, no da de que hablar ni por mucho ni por poco" pero al fin y al cabo, un hombre que supo perseguir su sueño. Un arte la de soñar que no muchos como él se permiten. Gracias Félix.

Y con este tercer capítulo llega el fin de mi homenaje particular a la artesanía indígena. Un hasta luego a las Hnas que la descubrieron hace más de 40 años, a la hermana Magdalena heroína silenciosa, a los indígenas que luchan por sobrevivir en tierras hostiles, a todo el que lucha desesperadamente por salir a delante...éste es mi homenaje a Félix y a las etnias del Chaco...

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