jueves, 1 de agosto de 2013

CAPÍTULO 24: LA TRISTE HIGIENE DEL QUE CAMINA EN EL BARRO






Manos sucias, uñas mugrientas, caries y otros problemas dentales como refleja muy bien la foto de Tiago, microbios, bacterias, barro y enfermedades suman una cadena de catastróficas desdichas que tienen como primeras víctimas a los niños. Es cierto que parecen inmunes, su sistema inmunológico por haberse criado en un entorno así desde pequeños, parece no doblegarse ante nada. Pero cuando caen enfermos, caen de verdad. Por eso ay que concienciarles de que mantener un entorno limpio y un aseo personal no solamente puede ayudarles a cuidar su salud, sino que implica tener una buena presencia esencial para cualquier trabajo. Todas estas implicaciones pasan completamente desapercibidas para estos chicos, que ven muchos de ellos en sus casas que la basura no solamente es cotidiana, sino una forma de vida (recicladores). Como decía hoy una  de las profes: “Podemos ser pobres pero no puercos”, parece que cae de cajón, pero si los niños ya de por sí tienen una atracción especial para todo aquello que implique mojarse, ensuciarse, embarrarse o coger cosas del suelo; éstos imaginaros…Del suelo a la mano, de la mano a la boca y así constantemente. Durante la clase de aseo personal la profe les explicaba cómo y por qué han de tomar bien en cuenta estos consejos: secarse los pies, limpiarse pies y manos, secarse, cepillarse las uñas…
Todo maravilloso hasta que les pedimos que nos enseñaran sus uñas (las hermanas les repartieron cepillos para que se las limpiaran hace semanas), pero creo que no están demasiado concienciados porque ¡cada cual peor que el anterior!
Supongo que uno no aprende hasta que le pasa algo…por desgracia por mucho que se les eduque muchos acaban aprendiendo por qué cuidarse en un hospital o cuando caen enfermos. Al fin y al cabo son niños ¿verdad? ¿quién puede tirar la primera piedra si todos hemos saltado sobre un charco? Bueno, al menos algunos tuvimos la suerte de hacerlo por diversión y con botas puestas…
Pd: Una reflexión al caso merecen los padres de estos niños, muchos de ellos desaliñados no inculcan que el aseo personal sea una preferencia y como de lo que se come se cría…La educación de estos chiquillos pasa por educar a sus padres que muchas veces son los primeros en reírse cuando damos estos consejos o en vender los jabones, desodorantes o cepillos que con tanto sacrifico las hermanas de San José de Cluny les regalan ¿materialismo o paternidad? Sería un buen título para una tesis…de verdad que a veces Dios le da pan a quien no tiene dientes…

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