martes, 24 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 74: LAS ÚLTIMAS 24 HORAS DE MI VIDA

Puede parecer exagerado, pero es así: mi vida no será la misma dentro de 24 horas.  Como un cronómetro marcha atrás, los minutos más que nunca se hacen irrepetibles y los segundos parece que se escuchan a cada tic-tac del reloj. 
Ahora sí que sí, esto se acaba: se acaban los despertares a las 6 de la mañana, las voces de los niños,los rezos, se acaban las comidas en comunidad y las constantes tareas pendientes; ya no hay más viajes ni despedidas porque esta es la definitiva.
Volveré de nuevo a España y su constante crisis, al agobio por la falta de empleo, a preocuparme por el precio de la gasolina y a ver como pasan los días sumida en la misma rutina que tenía antes de venirme. Entonces todo esto que ahora vivo y siento en mi carne me parecerá un sueño. Un sueño intenso y apasionado, pero al fin y al cabo un sueño. Como todos los buenos sueños irá cayendo en el olvido con el paso de los días, de los meses, de los años...hasta que un día pueda regresar a soñar de vuelta a Paraguay. 
Aquí he aprendido a ver los problemas que todos consideramos aplastantes en el primer mundo con más objetividad, a valorar el techo sobre el que duermo y el plato que cada día tengo en mi mesa sin preocupaciones; he aprendido que las apariencias engañan, que el dolor más intenso se puede ocultar tras una enorme sonrisa y que el amor en la mirada de un niño puede cambiar el rumbo de un día entero.
Supongo que esta reflexión la hacen todas las personas que pasan un tiempo en un entorno más deprimido que el suyo, donde la pobreza hace valorar cada detalle que te parece evidente en tu acomodada vida cotidiana. Pero no me preocupa recordar cuánto valoro cada cosa que tengo ahora mismo, eso es fácil; me preocupa hacer de este sentimiento algo permanente que pueda contagiar a los demás y que no se me olvide en cuanto vea el primer escaparate de ZARA.
Cada sociedad y sus depresiones pero todas ellas deprimentes igualmente y mi pregunta:¿cómo voy a hacer entender a los que he dejado todo lo que he vivido en estos meses? ¿cómo voy a explicarles que ya no soy la misma chica que se despedía de ellos en el aeropuerto? Por mucho que haya escrito y por muy bien que lo explicara, los sentimientos, de momento, sólo le pertenecen a uno: las veces que he llorado de impotencia por la historia de un niño, las que he reído de absoluta felicidad...imágenes que se repiten en mi cabeza como en una pantalla gigante que sólo yo puedo ver.
¿Y si ahora cuando llegue no encajo? ¿y si ni siquiera soy capaz de comprender el mundo en el que vivo? ¿Y si todo lo que pasa en mi entorno, la gente que me rodea me parece de repente una superficial?¿Y si yo misma dentro de un mes vuelvo a ser la misma de antes? ¿Cómo voy a aceptar un contrato basura después de haber luchado tanto por los derechos de otros?
Mañana a estas horas, estaré volando a de vuelta a mi realidad repasando mentalmente todos los momentos vividos que volverán a mi con cada vez más intermitencia en mi vuelta al día a día.
Quiero agradecer a todos los que han formado parte de esta experiencia, para bien o para mal, el que la hayan compartido conmigo. A los lectores fieles que hacéis de mi diario de abordo un estímulo para vuestras vidas y la mía, a los que descubristeis Paraguay a través de mis palabras, a esos que habéis llorado y reído con cada historia, a todas las personas que me he encontrado en este camino y en definitiva a todos los que me habéis hecho llegar hasta este momento en el que meto en mi maleta 18 kilos de ropa, 4 kilos de regalos y miles de kilos de recuerdos únicos.
Especial agradecimiento a mis hermanitas de San José de Cluny en todas las comunidades del Paraguay especialmente a las de Asunción, por haberme hecho sentir una más de la familia, por ser mis hermanas postizas y compañeras de batallas, por aprender fotografía , por vivir con tanta alegría una vida que no vale para cualquiera y en definitiva por creer en mi. Me llevo de Paraguay amigas, hermanas y en ocasiones madres que han sido un ejemplo de entereza cuando me fallaban las fuerzas. Seguid luchando por todas las causas nobles de las que he sido testigo con esa actitud luchadora y sin perder la sonrisa que os hace únicas:
Hermana María, no cambies nunca, con tu dulzura y tu personalidad haces más fácil la vida de los demás. Tienes un don que te hace especial: cuando alguien se acuerde de ti, siempre recordará una cosa: tu sonrisa. 
Hermana Ilda, eres joven pero tienes las ideas más claras que muchos adultos "maduros"; sin importarte lo que opinen los demás sobre tu vida, caminas firmemente con tus convicciones, no pierdas nunca esa fe tan envidiable.
Hermana Esther, eres fuerte y tu carácter hace que consigas lo que te propones. Eres igual que yo, adicta a esos pequeños diablillos que nos consumen la vida pero sin los cuales no podríamos vivir. Que puedan contar contigo muchos, muchos, muchos años más.
Hermana Gloria, tienes algo que mi madre define como ángel, cautivas a los que se acercan a ti y cuando hablas, la ternura de tu voz conmueve al mundo. Vas por delante de los quehaceres sin hacerte apenas notar, eres como esos duendes que todo el mundo querría tener a su lado, que trabajan mientras uno duerme. Gracias por hacerme reír hasta llorar.
Hermana Esperanza, naciste líder y morirás líder. Una líder positiva que contagia un espíritu de superación y renovación constante a cuantos se cruzan por tu camino. Dejas tras de ti una estela que grita: TODO ES POSIBLE , el tiempo es oro. Nos parecemos mucho y por eso mi mejor consejo es que nos tomamos la vida a veces como una carrera en la que hay constantes metas pero jamás un final. Debemos luchar por no correr tan rápido que no aprovechemos los momentos por pensar ya en el siguiente escalón.
De Paraguay me llevo un corazón que pesa al menos 50 kilos más de lo que me pesaba cuando llegué, un cuerpo (el mío) que también lleva 6 kilos más que cuando lo traje y un libro de recuerdos tan intensos, que el azul, el blanco y el rojo de la bandera han teñido mi sangre del mismo color.

Sólo el tiempo me dará las respuestas a todas mis preguntas, sólo mis actos concluirán si realmente he aprendido algo de todo lo vivido, sólo mis pies serán testigos de los caminos recorridos y sólo Dios sabe si me voy para no volver jamás. 

Ahora entiendo por qué desde pequeñita quería venirme de voluntariado, por qué quería casarme en las cataratas del Iguazú sin conocerlas si quiera y por qué el destino me puso en este avión y no en otro....

No siempre ha sido fácil: he visto broncearse los cuerpos de la gente en España, mientras el mío engordaba y empalidecía; he visto cómo sus melenas lucían más lindas en vacaciones mientras la mía se me caía a manos llenas;he visto sus pieles maquilladas y tersas mientras las bolsas de mis ojos crecían cada día; he visto sus fotos en la playa cuando yo estaba tiritando con la bufanda al cuello...pero al fin y al cabo, fotos iguales a la de otros veranos, sin cambios, sin más retos que los de salir cuantas más noches mejor...es cierto que pude haber descansado, es cierto que pude haber viajado a hoteles de lujo, tomado el sol de la mañana a la noche...pero entonces no existiría
este blog, ni esta experiencia, ni siquiera existiría yo tal y cómo soy ahora: más gorda, más pálida, más ojerosa y hasta con piojos pero  sobretodo, mucho más feliz. :)

23 horas 59 minutos, 23 horas 58 minutos, 23 horas 57 minutos de vida...de esta vida.





lunes, 23 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 73: LA MAGIA DE LAS CATARATAS DE IGUAZÚ: SIGUIENDO LA RUTA QUETZAL

El día no parecía acompañar demasiado, las nubes de tormenta asomaban en el horizonte mientras el viento comenzaba a soplar cálido y fuerte como el principio de un ciclón. Las ventanas comenzaron a batirse mientras cenábamos y nosotras sólo podíamos pensar que nos esperaba un viaje de 8 horas de noche, camino a Iguazú.
Las hermanas le pedían a San Martín que barriera sus nubes hacia el Chaco Central donde hace tanta falta el agua como el alimento, pero pronto, comenzaron a caer las primeras gotas mientras el cielo se iluminaba a ritmo de sonoros tambores.
Desde pequeña, cuando vi un documental sobre la ruta Quetzal, siempre he dicho que me casaría en las cataratas del Iguazú. Mañana, no tan lejos de ese sueño, voy a verlas por primera vez en mi vida.
Llegamos a la terminal con la cautela y el tiempo propios de la hermana Esperanza, que hasta que no nos metimos en el autobús, no se quedó tranquila. Es una mujer que hace tanto y quiere hacer más todavía, que la vida a su lado sucede a otro ritmo. Nos parecemos bastante en ese sentido. Ella siempre piensa que las cosas son posibles si se trabaja por ellas, que no hay que dejarle margen a la suerte más allá de sus oraciones y que más vale ahora que mañana.

Me siento como en una excursión con la escuela, pero es raro, porque ahora las que antes eran mis cuidadoras son mis compañeras de viaje. Es curioso que en un autobús de dos pisos, a las que más se nos oía era a nosotras: cantamos, reímos y hasta jugué a probarme el velo para ver cómo me quedaba. 
La hermana María colocó su velo por delante de los ojos a modo de pañuelo y las demás se lo quitaron para dormir a gusto. Entonces me di cuenta que detrás de cada velo había una mujer que si bien antes ya conocía, ahora era más evidente. Me las imaginaba vistiendo de calle, luciendo modelitos o paseando por qué no en una vida paralela con sus hijos y sus maridos por el parque. 
Mucho hemos hablado en este viaje sobre sus vidas, sobre si no han pensado en elegir otros caminos, sobre la maternidad y el amor terrenal. Ahora que ya me voy es más fácil hacer preguntas, es más fácil tener largas conversaciones sobre la vida y sus misterios, porque ahora ya no son personas que me interesan desde un punto de vista periodístico por lo peculiar de haber elegido un tipo de vida tan poco común y entendido; sino porque ahora, son más que cualquier otra cosa, mis amigas.
Parece increíble que esté diciendo esto (pensarán algunos), pero yo pienso ¿y por qué no?. Podemos tener amigos albañiles, ingenieros, prostitutas, ¿pero no monjas?. Mi madre siempre me enseñó que lo importante de una persona no es su físico o su profesión, el dinero que tenga o las influencias, sino su interior; si es buena persona,no se necesitan más explicaciones. 
Bueno pues andábamos las chicas y yo de pijamada en el autobús con risas por aquí por allá, compartiendo galletitas, haciéndonos fotos hasta que en un momento de la noche (no recuerdo muy bien cual), el ruido de la lluvia en los cristales y la comodidad de los asientos reclinables nos vencieron y sucumbimos a un profundo sueño que duró 7 horas.
Cerca de las 7 de la mañana llegamos a Ciudad del Este, última ciudad paraguaya en la frontera con Brasil. Allí, los trámites de la aduana nos hicieron bajar del autobús y pude contemplar como aquella ciudad era ya un moderno icono del primer mundo, muy lejos de los paisajes de pobreza del Chaco y el interior del país: pantallas luminosas, centros comerciales, tiendas y edificios modernos y altos...
Era domingo y estaba saliendo el sol, en ese momento, éramos las únicas habitantes de sus calles. Al otro lado, Brasil, con su verde y su bandera ondeando al viento anunciándose desde la lejanía: en pocos minutos estaría en otro país de nuevo, otra lengua, otra moneda...y sólo por cruzar un puente.
El río Paraná se veía hermoso con las luces del alba, la oscuridad de la noche se peleaba en el reflejo del agua con los primeros colores de la mañana. En el medio una isla, como un cerro verde y esplendoroso, parecía un trozo de selva que flotaba en el río: frondosa, impenetrable...desde lejos parecía el escondite perfecto para un pirata. 
Bajamos de nuevo en la aduana cuando pasamos el puente, ahora sí, Brasil, aquí me tienes; a punto de cumplir un sueño de la infancia bajo tu bandera. El viento de la tormenta aún se sentía y agitaba con fuerza la inmensa bandera brasileira empapada por la lluvia. Estábamos ya en Foz do Iguaçú a dos autobuses de distancia de mis queridas cataratas.
Después de un buen desayuno en la terminal, por cierto no esperéis desayunar algo dulce si no lo buscáis bien porque la costumbre, al menos en la parte en la que estuvimos, es meterte algún tipo frito como la empanada entre pecho y espalda a golpe de 8 de la mañana.
El café me hizo volver a la realidad y mentalizarme ahora sí, de que ya estábamos cada vez más cerca. En apenas una hora como mucho, vería de cerca y si el tiempo me lo permitía, el paraíso natural con el que soñaba de niña.
Dos autobuses más tarde y un par de anécdotas después, llegamos a la entrada del parque. Allí una vez comprado el boleto (que varía de precio según el país del que procedas) nos subimos a un autobús panorámico que lleva desde el principio del parque al sendero turístico de las cataratas que se hace a pie.
Yo me atrevía a ir arriba, sin cristales, sintiendo con mi recién adquirido chubasquero, el agua en mi cara azotando cada vez más intensamente: la mala suerte me persigue, así que me voy al otro lado del mundo dos meses y justo el único día que voy a hacer turismo, llueve.
Pero el recorrido aún así era hermoso, los árboles y el bosque eran tan frondoso que apenas se veía un palmo más allá del asfalto. Enredaderas verdes cubrían los troncos de los árboles y los pájaros volaban de copa en copa como si estuvieran en el paraíso.
Fin de trayecto, paseo de las cataratas. Bajamos del autobús con el tiempo justo de inmortalizar con mi cámara el momento y echar a andar de nuevo. El tiempo apremia cuando una tormenta se avecina.
Descendimos por la ladera de la montaña siguiendo el sendero turístico sin ver nada más que bosque. De pronto tras una curva las vi a lo lejos. Me quedé sin palabras. Enormes torrentes de agua blanca y espuma que descendían con la fuerza de mil impulsos hacia el vacío. Una humedad intensa me hizo pensar que estaba lloviendo,pero no, era el agua en suspensión que se alzaba en el cielo por encima de nuestras cabezas al chocar bruscamente contra el río. Aunque todavía estaban lejos, no había lugar a la redonda que se escapara de su sonora presencia y de esa cortina de agua que levantaban en el aire.
Nos paramos en la primera vista panorámica, enmudecidas por lo que teníamos delante sólo pude señalar a la cámara para que alguien nos sacara una foto. Haciendo la foto estábamos cuando un Quatí se acercó a mi mochila para buscar comida. ¡Más lindo! libre, suelto, corriendo entre los turistas pero sin asustarse, es más, se acercaba a la gente como pidiéndoles algo de comer. Me fijé bien y descubrí al menos diez entre los arbustos y correteando en la esplanada, con sus patitas, con ese andar tan gracioso y ese hocico respingón...


Seguimos ladera abajo, cada vez más ruido, más agua, más belleza en el más puro estilo de la naturaleza.
Cada mirador era una sorpresa, un descubrimiento de una columna de agua nueva, de un río que salía entre los árboles o de los barcos de turistas que se acercaban a la caída del agua peligrosamente.
El color grisáceo del cielo se fundía con el color del agua y la tormenta había teñido de marrón algunas cascadas, el efecto era como una gran cascada de chocolate y nata que caía sobre el río para desaparecer entre el remanso.

En mitad del paseo, unas nubes azules muy oscuras invadieron el cielo, ahora el contraste con el agua blanca y la espuma era evidente. Aproveché para hacer todas las fotografías posibles pero cuando estábamos llegando al paso a nivel para bajar a la rompiente de las cataratas, la lluvia comenzó a caer como el monzón y no había chubasquero en el mundo que cubriera mi mochila, la cámara y mi persona al mismo tiempo. Arriesgué la cámara varias veces dejándola a merced de la intemperie, hasta que, por momentos dejó de funcionar. La pequeña GO-PRO que con tanto esfuerzo compré, se descargó sin haberla siquiera utilizado y fue tan inútil como un bolígrafo sin tinta para un escritor...
Esperamos casi media hora en la tienda de regalos esperando que San Martín barriera las nubes (como dice la Hermana María), pero no llegó a descampar cuando volvimos a la pasarela, ahora para acercarnos lo más posible a la caída del agua. Entre el paraguas, el chubasquero y las bolsas que le había puesto a las cámaras para intentar que se mojaran lo menos posible, creo que parecía más un deshecho gigante que una persona.
El cordón que ajusta la capucha se me debió enganchar y se me fue deshaciendo y enrollando por la cámara, el cuello y todo aquel que se acercaba. La hermana Gloria cada vez que me veía se reía porque toda yo era un casino (como se dice en Italia). Aún así no me resignaba a tratar de inmortalizar ese momento que había imaginado desde que era pequeña. 
Empapada como un pito, mojada desde los pies a la cabeza pero feliz saliendo por la pasarela casi a rastras porque no quería irme de allí. Yo creo que ninguna queríamos. A pesar de la lluvia era un paisaje tan único que te imnotizaba: las cascadas y las formas que dibujaba el agua al caer, ese ensordecedor sonido que parecía venir desde las entrañas de la tierra y esa extraña sensación de tener los pies pegados con cola al suelo...
No vimos el sol ni por un instante, hoy me he levantado con un resfriado de los de quedarse en cama varios días, pero no hubiera cambiado lo que viví ayer por nada del mundo.Lugares así te recuerdan que la verdadera belleza de la vida está en cosas que nada dependen de los hombres, sólo de la naturaleza y del increíble curso del planeta.





sábado, 21 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 72: LA PIJAMADA: HISTORIAS PARA NO DORMIR

A las 6 de la tarde las primeras niñas empezaban a llamar a la puerta, a toda prisa, terminé de descargar algunas canciones que quería ponerles en la noche y la película "Cadena de favores". Me imaginaba la pijamada como una noche entre amigas, de risas y dormir cuando las fuerzas ya no le llegaran a la sin hueso. Debí pensar que esta vez yo sería la adulta responsable y no una más de ellas por mucho que así lo quisiera. Las 14 chicas llegaron semipuntuales y colocamos las mesas del comedor para dejarle sitio a los cordones. Cada una transportó su colchón y se prepararon para venir todas a la misa de las 7. 
Parecía que la homilía estaba pensada para ellas, el padre Clever, habló del machismo de la Iglesia y de la sociedad sin pelos en la lengua y reclamó que la lucha de la mujer por conseguir su sitio en el mundo, debe pasar obligatoriamente porque la mujer aprenda a respetarse. Estoy totalmente de acuerdo, tanto de su visión de una iglesia adaptada al siglo XXI, con mujeres líderes capaces de ejercer las mismas funciones de un hombre, como que la base de cualquier cambio social pasa por el respeto. El respeto de la mujer a sí misma y en especial el de estas adolescentes por lo que representan. Muchas escuchaban atentas mirándome de vez en cuando como buscando mi aprobación sobre lo que decía el sacerdote, y aunque las más rebeldes, parecían mirar a otro lado, siempre había un momento en el que inevitablemente alguna palabra se les colaba en el subconsciente. Me sentía orgullosa de verlas allí, juntas, compartiendo algo más que la calle y los cotilleos. Incluso al final de la misa, cuando el sacerdote pidió colaboración para la rifa que está organizando el comedor, ellas fueron protagonistas. Sentí por un momento que eran el centro de ese pequeño mundo en el que nos encontrábamos y que esa atención las sonrojaba. Son niñas muchas de ellas faltas de cariño, de atención, de personas a las que les importe lo más mínimo dónde están y con quien, y ahora mismo, eran las protagonistas de un templo.
Salimos de misa y organizamos la cena, 27 perritos calientes que me había dejado preparados la Hermana Esther, bolsas de gusanitos y zumo de naranja. Todo empezó a descontrolarse minutos después. 
Como siempre, la comida es un problema. En un ambiente en el que escasea, se convierte en una verdadera obsesión y aunque la primera ronda de perritos fue bastante tranquila, la ansiedad por un hambre que no sabían tan siquiera si iban a tener, las llevaba a reclamar aún con medio perrito en la mano, el siguiente. 
 Después de cenar las dejé un ratito que ensayaran los bailes que me querían mostrar mientras me duchaba y me ponía el pijama. Cuando volví en seguida, se pusieron a bailar. Dramáticamente, descubrí cómo funciona la mente de un pederasta. Entendí muy a mi pesar como en la debilidad humana hay espacio para el deseo sexual con niñas que apenas rozan la pubertad. La enfermedad de esas mentes, que ya no necesitan excusa, se acrecentaría si las viesen bailar. Niñas, porque a los 13 o 14 años sigues siendo una niña, contoneando sus caderas, abriendo sus piernas y restregándose entre ellas con cualquier tipo de actitud, menos con inocencia. Desgraciadamente, los bailes latinos, en especial el regueton, no hacen ningún favor en este aspecto pues han creado toda una cultura de adoración sexual al rededor de ellos: "Es como se baila esto, me decían", mientras yo miraba horrorizada movimientos que probablemente habré imitado yo en algún momento de mi adolescencia.
Cuando terminó el baile las senté separadas de aquellas que las habían observado y le pregunté al público: ¿Qué opináis de la actuación?. "Purete" (muy bien) , decían todas. Pero la cosa cambió cuando les pregunté ¿Si fuérais chicos que las vieran bailar qué opinaríais?. Algunas me decían que escogerían a la que bailara mejor, otras me se quedaban pensando. Entonces me puse a bailar yo, imitando lo que habían hecho ellas. Un ataque de risa generalizado duró varios minutos y luego acabaron confesando que parecía un baile de una cualquiera "Pues eso es en lo único que van a pensar los chicos que os vena bailar".Seguimos escuchando música pero un grupo de ellas, haciéndose las valientes, comenzaron a meterse con otra que no les caía bien antes de la pijamada. La pobre, que intentaba también parecer más chula que ellas y más fuerte, estaba destrozada. En este conflicto estábamos cuando entraron la hermana Gloria y la hermana Ilda que me ayudaron a calmar los ánimos y juntas reflexionamos con  las niñas sobre el sentido de la pijamada: "No es una noche de baile nada más, las hemos elegido para que tengan la oportunidad de resolver todas esas dudas propias de la adolescencia y que no son fáciles de aclarar en la calle, queremos que esto sea más una convivencia en laque todas aprendamos algo, que una noche que pase de balde". 
La hermana Gloria tiene un don para hablar. Su tono de voz es dulce pero firme como si te masajeara el tímpano cuando suena, es realmente de esas voces cálidas que te pasarías horas escuchando y gracias a eso, las niñas se calmaron. Les puse el tema "Respétense", de Mestiza y Neblina, un rap que habla de forma directa, dura y sin tapujos de la realidad de muchas de las niñas de hoy en día: el sexo sin control, el mal uso de las redes sociales y el peligro del embarazo adolescente.
Escucharon atentamente y algunas incluso varias veces la canción. Después les preguntamos qué era lo que habían entendido de la letra, qué quería decir realmente y si estaban de acuerdo. Conseguimos captar su atención los minutos suficientes como para que la conversación derivara en historias personales realmente dramáticas que cada una de estas niñas guarda para sí y enmascara de una falsa rebeldía.
Una de las niñas comenzó diciendo: " Mi madre me tuvo a los 14 años después de haber intentado abortar varias veces". Inmediatamente la sala entera, incluso las más rebeldes y reacias, escuchaban sin pestañear su testimonio: "Tenía problemas con la droga y cuando yo tenía 6 años ella murió, tengo 4 hermanos a los que no he vuelto a ver desde entonces. Yo anduve de casa en casa y nadie me decía que mi madre había muerto, sólo que estaba de viaje y volvería al año siguiente. Así hasta que cumplí 8 años y ya me dijeron la verdad. Me adoptó una señora pero sin ningún tipo de papeles, su marido me quería, pero ella jamás me consideró su hija. Durante los 5 años que estuve en su casa, siempre me trató como una criada: "Tú eres mi criada y estarás conmigo hasta que yo lo diga", me decía. "
A medida que iba abriendo su corazón, todo el dolor de estos años salían por sus lágrimas que caían en el colchón como gotas de tormenta. "Cuando ya no podía más, me adoptaron los hermanos de mi mamá ya hora vivo con ellos y estoy bien; pero cuando oigo a las niñas quejarse de sus mamás, decir que las odian o que no las soportan, les digo: "Quieran por favor a sus madres, que al menos las tienen vivas". Dicho esto se oyeron en el silencio narices moqueando y cuando levanté la mirada, todas las pequeñas lloraban. Al lado de la que contaba la historia, otra que se había sentado a su lado para intentar consolarla, lloraba a moco tendido. Pero más aún lloraban cuando la niña dijo: "Mi sueño por el que rezo a Dios todos los días, es encontrar a mis hermanos, volverlos a ver y que todos estén vivos y bien, que no les haya pasado nada e irnos a vivir todos juntos a una casa grande". 
La sinceridad  de la joven me conmovió y su historia nos caló hondo a todas esta noche, desde las hermanas hasta las niñas, todas aprendimos algo que va más allá del aspecto físico o el aparente carácter de una persona que en su interior puede esconder un baúl de sentimientos guardados bajo la llave de la vida.
Hubo muchas anécdotas esta noche no tan conmovedoras: intentos de fuga, peleas y desde luego una de las noches más largas de mi vida. No fue la pijamada que esperaba, no fue el comportamiento ideal que pudieron tener, no fue fácil y hubo momentos en los que hubiera llamado a sus padres para que las recogieran. En ocasiones, pensaba cuánto me había equivocado con esta idea, quién me habría mandado meterme en semejante berenjenal yo sola, cuándo finalmente se quedarían dormidas antes de acabar con mi paciencia...pero entonces recordé la historia de la niña, subí a desayunar y hablando con las hermanas me dijeron: "Olaya, enhorabuena porque has introducido un nuevo método de formación y evangelización: la pijamada. Créenos que aunque haya sido duro, difícil y cansado, ha servido para mucho más de lo que te imaginas". 
Quizás sea cierto, quizás sea el camino y la puerta a una nueva forma de abrirse a los pequeños, de tratar sus problemas desde el cariño del trato más personal separado del bullicio del comedor, quizás haya merecido la pena....¡Qué diablos, sólo porque esa niña encontrara un segundo de paz en su calvario y compartiera su dolor, ya ha merecido la pena! 
Y ahora os dejo, se me cierran los ojos, el calor me aplasta los párpados todavía más que el cansancio...ha sido una noche larga, en todos los sentidos.
pd: me sorprendió no emocionarme por el testimonio de la niña, descubrí con pena, que quizás me estoy insensibilizando y eso me horroriza. . ¿Será que han sido demasiadas vivencias intensas, demasiadas historias impactantes en estos dos meses de voluntariado?No quiero convertirme en esa masa de borregos que se sienten ajenos al mundo porque ya lo han visto y vivido todo...será el cansancio que ralentiza mis sentidos...mañana espero recuperar la perspectiva emotiva de la vida.


viernes, 20 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 71: COCINA DE RESACA, RECETAS DE PAN Y BIZCOCHO CASERO

Para mí estas recetas que os voy a mostrar hoy, son cocina de resaca, pero de resaca de cansancio. A las 3 de esta tarde, hora paraguaya, la hermana María, la sobrina de la hermana Esther (Aida) y yo nos hemos puesto manos a la obra con el calor húmedo de la primavera en el ambiente y con la siesta atragantada.

Para muchos de vosotros serán recetas de resaca de fiesta, por la hora en la que las voy a publicar; otros tendréis resaca de una semana dura en el trabajo y por ahí también os va a ayudar a endulzaros la vida.
Ya sea porque llegáis de fiesta muertos de hambre creyéndoos Arguiñano a las 4 de la mañana, porque la peli se os alargó en medio de la noche y el Open Cor ya está cerrado o porque simplemente os apetece, hoy os traigo, desde Paraguay dos suculentas y fáciles recetas: DE PAN Y TARTA.

Os he de aclarar antes de empezar, que no es un pan cualquiera, si lo hacéis bien, pueden ser los bollitos de pan más ricos del mundo (os lo dice una experta en comer xd) y en cuanto a la tarta (que aquí en Paraguay llaman torta), es más bien, un bizcocho esponjoso y suave que está jugoso a pesar de no llevar ningún relleno. A mi personalmente, no me gustan esos bizcochos secos que se te atoran en la garganta y casi necesitas que vengan los bomberos para que te enchufen la manguera en la boca y eso baje...es por eso que si sois de esa clase de gente como yo, adoraréis este bizcocho.


ELABORACIÓN DE LA TORTA


  1.  Batemos dos claras de huevo hasta punto de nieve.
  2. Agregamos las yemas y seguimos batiendo hasta que el color sea uniforme.
  3. Le sumamos a la mezcla la taza de azúcar y seguimos removiendo hasta que se deshagan los grumos.
  4. Ponemos media taza de aceite vegetal y removemos.
  5. Agregamos dos tazas de harina y hacemos un hueco en el medio de la harina para poner las 2 cucharadas de Royal. Tapamos con la harina el Royal para que no salte con la leche.
  6. Agregamos dos tazas de leche y batimos bien toda la mezcla hasta que sea uniforme. 
  7. Le añadimos ralladura de limón, de naranja o vainilla al gusto.

  • Precalentamos el horno a 180º durante 10 minutos. Untamos la bandeja con aceite o mantequilla incluso en los costados para que no se pegue. El horno debe calentar durante los primeros 20 minutos sólo por la parte inferior, una vez que veamos que la masa sube y que hay burbujas en la superficie, encendemos la parte superior y dejamos cocinar hasta que se dore.

TIP: Puedes ser creativo, una vez que te salga bien esta receta, experiment añadiéndole a la mezcla nueces, toppinsg de chocolate, fresas deshidratadas...la imaginación no tiene límites.

ELABORACIÓN DE LOS BOLLITOS DE PAN:

  1. En un bol grande mezclamos la levadura, el azúcar, la harina,la leche y el aceite TIP:  Un consejo sobre la leche, se puede agregar a la leche del tiempo un poco de agua bien caliente en el fondo de la taza para calentarla. Con una cuchara mezclamos todos lo ingredientes en el recipiente elegido.
  2. Una vez echa la mezcla, agregamos taza a taza la harina amasando cada vez para que quede suave. TIP: si nos echamos en las manos un poquito de aceite, la masa no se nos pegará y podremos moverla mejor.
  3. Amasamos toda la mezcla varias veces.
  4. Después de amasar bien la mezcla, vamos separando trocitos de masa con las manos y haciendo bolas del tamaño de nuestra palma.

    TIP: para que quede más esponjoso y suave, amasamos y una vez redondeado, introducimos dos dedos (el índice y el corazón) por debajo de la masa apretujándola hacia arriba como quien aprieta un trozo de plastilina haciendo un círculo con los dedos gordo e índice de la otra mano. Cuando la masa rebose por esa mano, agarramos esa bolita y girándola la despegamos de nuestros dedos.
  5. Colocamos las bolitas en una bandeja de horno a cierta distancia unas de otras ya que al hinchar se pueden fusionar.
  6. Una vez conseguida la masa, tapamos el recipiente con un pañito para que suba la mezcla. Esperamos unos 30- 40 minutos para que suba la masa y precalentamos el horno a 200º. 
  7. Cuando ya esté caliente dejamos el pan hornear al gusto (suelen ser 40-50 minutos).

Os digo porque lo acabamos de hacer, que dos horneadas de bollitos y un bizcocho para 10 personas, están terminados en poco más de una hora.
                                                                               PD: No vayáis a creer que todo esto lo sabía yo antes de que Aída, sobrina de la hermana Esther, nos lo enseñara esta tarde. Por eso le quiero agradecer desde aquí su paciencia y talento. En breve será una estupenda mamá. :)                                                                          

jueves, 19 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 70: HOY HA SIDO UN DÍA RARO, RARO, RARO




Todo empezó con una bolsa misteriosa. Uno de los niños, Zacarías, traía en su mano una bolsa azul con algo de pequeño tamaño dentro. Me lo ofreció para mirar sonriente y contento: ¡tengo un regalo!. Asomé la cabeza por la bolsa y descubrí cual era el regalo: UN PÁJARO MUERTO, desplumado, despellejado y con todos sus órganos sujetos aún por el esqueleto y medio ojo abierto. El olor a carne muerta subió por la bolsa y por mi nariz justo después de desayunar e inmediatamente una arcada subió por mi faringe...¡¿Qué haces con eso Zacarías?!¡¿Quién lo mató?!
Zacarías , que estaba todo contento con su tesoro me respondió: "Es para que me lo cocine la rubia (la cocinera), yo lo desplumé". Me quedé pálida, realmente estaba contento de su caza porque sería, seguramente, su cena. Al parecer un niño de apenas 3 años que lo acompañaba esta mañana al comedor, le había propinado al pájaro semejante patada que le había abierto una brecha en el cuello y el pájaro había muerto. Entre ese pequeño, Zacarías y Sergio lo habían desplumado y despellejado para traerlo y cocinarlo por el camino. Inmediatamente le di descanso al pobre pajarito que aún tenía cara de sufrimiento, en la papelera del patio procurando enterrarlo lo más arriba posible para que no lo rescataran de entre los escombros. Para mis sorpresa, cuando se lo conté a las hermanas me dijeron que esos pájaros se comían aquí y que estaban muy ricos. Diferencias culturales y gastronómicas supongo, no puedo hacer más comentarios.
Ese niño que supuestamente mató al pajarito, es un pequeño de apenas 3 años que no habla pero que siempre está pegando a los demás y tirado por el suelo como un gato. Tiene unos ojos preciosos, pero cuando sonríe toda esa belleza se esfuma de golpe. Tiene todos los dientes de arriba comidos por las caries, apenas se le ven espacios blancos entre esa carcoma marrón que hacia la zona donde debían estar las muelas, se vuelve negra como el azabache. Le preguntamos a Zacarías cómo había traído a ese niño: "Él me siguió." -"¿Y su mamá"- "Es una señora"
Ahí acabó la conversación porque no pudimos sacarle más información al pequeño sobre la procedencia de ese niño. Yo lo había visto más veces por el comedor, pero pensé que era de una de tantas madres que muchas veces acompañan a sus hijos o se acercan a comer. "Es mucha responsabilidad Zacarías, ¿y si le pasa algo por el camino?¿y si su mamá no sabe que está aquí?, tú no eres su papá, ya tendrás muchos años para eso."
"Si soy su papá" dijo riéndose. Por mucho que se ría y que biológicamente estos niños no tengan cargas paternales de momento, estoy segura que en el fondo de su corazón se trajo a ese pequeño porque sentía la responsabilidad de hacerlo, porque si está aquí toda la mañana sin que la mamá se percate....¿qué sería de él en la calle?. Lo más triste de todos es que sí, estos niños y niñas son papás y mamás desde antes incluso de saber que son niños...

miércoles, 18 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 69: UN JUGUETE, UNA ILUSIÓN.




Muchas veces hemos visto la propaganda de esta campaña que comenzó en el 2000 impulsada por RNE y la Fundación Crecer Jugando. Hoy me he acordado de esas campañas que antaño veía por la televisión y que hoy he vivido algo parecido en mis propias carnes. Como ya sabéis los que me seguís cada día, he vuelto a Asunción y al comedor para niños de la calle (no les gusta que les llamen así), que tienen las hermanas de San José de Cluny cerca de la costanera. El caso es que hoy se ha organizado en el comedor una feria del juguete.
Una feria modesta, con juguetes donados, pero por muy modesta que fue la feria la ilusión de los pequeños no lo fue para nada. Bien temprano se apostaron en la puerta mirando tumbados en la reja hacia el interior del patio del comedor para ser lo primeros en entrar. Cuando me vieron sonaban gritos por todas partes : "OLAYAAAAA, OLAYAAAA" repetían sin cesar. Hoy no me responde el ánimo, así que fui lo más efusiva que pude moviendo sin cesar los brazos en señal de saludo desde la distancia.
Las profes y las hermanas numeraron cada juguete y como en cualquier tómbola hicieron números para cada premio. Separados por varones y nenas, casi 100 juguetes esperaban ansiosos recibir a sus dueños e imaginaros los dueños como estaban. Antes de comer, tumbados en el suelo, miraban por las rendijas del garaje por si sus ojitos podían descubrir qué números correspondían a cada juguete en la oscuridad.
Ayer fue gracioso, resulta que hay un micrófono con su pie muy profesional aunque se ve que es de juguete y una de las niñas, Belén casi se pone de rodillas para pedirle a la hermana que amañara el sorteo: "¡Ay hermana por favor! tooodiiito lo que quieras voy a hacer, pero dame ese micrófono. Yo te digo como hacerlo, mira, tu le pones un número, por ejemplo el 3 y sin que nadie se de cuenta me das a mi el 3 también, y así hermana".
Yo me moría de la risa como estos enanos discurren las trampas y artificios sin necesidad de esforzarse.
Bueno, volviendo al tema, tras la comida se repartieron los números y con un orden que me asombró en estos chicos, se colocaron en filas separados por sexos esperando entregar su número para recibir el tan ansiado juguete.
Hubo un pequeño error de comunicación y se le pusieron los números a los juguetes equivocados, unos que estaban ya bastante viejitos, pero ellos estaban tan ansiosos y contentos por el regalo, que aunque fueran algunos rotos o incompletos, la alegría era la misma: cantimploras, carteras, mochilas, robots, coches, etc.
Al final el pie de micro sigue durmiendo en el garaje junto con la ilusión de Belén en que algún día sea suyo, como otras niñas, piensa ser una cantante famosa y por qué no éste, el comedor, puede ser su primer escenario.
Rápidamente el reparto terminó y cuando me di la vuelta, me encontré a los niños haciéndolos suyos, montando los robots, creando historias, jugando a las aventuras, a las carreras...Otros no estaban contentos con el juguete que les había tocado y andaban intentando convencer a sus compañeros para un trueque que no siempre era justo. Bueno básicamente es una muestra de la vida y de la sociedad en miniatura: conformistas y disconformes, comerciantes y compradores, líderes y sumisos, todo empieza ese día que decides cambiar tu juguete por el que realmente te gusta.

pd: yo los veía contentos con una simple dentadura de plástico y pensaba...yo,que en mis navidades contaba más de cien regalos, que tenía un escaparate de juguetería sólo para mi....yo que ahora los veo a ellos con una centésima parte de todo lo que yo he tenido y que ahora adorna cajas y cajas en un desván...












martes, 17 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 68: NO LLORES POR MÍ...SAN ISIDRO











Me despierto sobresaltada. No oigo a las niñas. No hay gritos ni carreras. Cuando mis ojos enfocan veo la carretera ante mi. Me había olvidado que me quedé dormida llorando al salir del internado. Estamos de vuelta a Asunción y San Isidro empieza a ser ya un recuerdo.  Delante don Francisco y la hermana Esperanza comentando el camino y yo con algo que me está pinzando el corazón, me falta la respiración, me falta algo y creo que es el internado. La última vez que vi a esos niños hace apenas dos horas, las lágrimas corrían por sus mejillas, incluso Laurita, siempre sonriente, estaba roja y moqueando. "Añandú"(guaraní), "Estoy sintiendo" que mi corazón me pide dar media vuelta y olvidarme del mundo entero. ¿La razón? Pues bien, esta vez no seré yo quien escriba el capítulo, lo escriben ellas y sus cartas de despedida, al final descubriréis por qué me he entregado sin condiciones a ellos:

"Olvidarme de ti eso es imposible, iluminaste los días que pasé contigo con tu alegría y tu sonrisa, iluminaste nuestro corazón con  cada pasito, esa huella siempre quedará marcada. TE QUIERO MUCHÍSIMO, eres una chica excelente, nunca cambies tu forma de ser y sigue luchando siempre por seguir adelante" (Merlyna)

"Gracias por enseñarme a cantar, algún día me verás  cantando en los mejores escenarios, algún día mi sueño se hará realidad y te llevaré siempre en mi memoria"(Eliana)

"Hola Olaya, te quiero muchísimo y te llevaré siempre en mi corazón, quiero preguntarte qué día vas a volver. Quiero que sepas que siempre te recordaré" (Leticia)

"Te escribo esta carta porque quiero que sepas que eres la mejor amiga que he tenido, gracias por enseñarme tantas cosas como los números romanos, matemáticas y todo lo demás. No quiero que te vayas" (Perla)

"Olaya, quiero que el próximo año puedas volver con nosotras y te recibiremos con mucho cariño y alegría, sos la mejor entre las voluntarias, la más linda y la más buena y nunca te olvidaré" (Anahí)
 
"Hola amiga, primeramente decirte que San Isidro siempre será tu casa. Nunca he encontrado una amiga tan linda, amable cariñosa, respetuosa y nunca voy a olvidar los momentos felices que pasamos juntas, en especial las clases de FLAUTAA!!" (Lourdes Patricia)

"Gracias por venir junto a nosotras, te amo mucho, no te voy a olvidar y te voy a esperar siempre" (Wilma)

"Hello my friend! Te escribo este recuerdo, no con tristeza, sino con alegría de haberte conocido, porque eres una mujer genial e inteligente. Guardo muchos momentos que nadie podrá romper ni sacar porque los tengo en mi corazón. Están ocupando el lugar de los mejores recuerdos. Gracias por ofrecerme tu amistad, por darme el cariño de mamá, por enseñarnos sobre la fotografía, por los momentos felices y muchos otros. No voy a dejar que el dolorde tu viaje venza los momentos felices. Yo te quiero como si fueras mi madre, eres tan especial para mí. Desde que llegaste, desde que escuché tu nombre, sabía que algo de mí me acercaba a ti como un imán y luego tu no tardaste en abrirme la puerta de tu amistad. Voy a rezar por ti y por tu familia y para que algún día puedas volver. No olvides que San Isidro ya es tu hogar(...)" (Marlis)

"Oli cuando llegaste a San Isidro, nos alegramos porque no te conocíamos e íbamos a conocer tu alegría, tu vida y esa sonrisa tan hermosa y cálida que nos llena de entusiasmo. No sé como expresarme , sólo puedo decirte que te quiero un montón y que le doy gracias a Dios y a la Virgen por ponerte en mi camino, por enseñarme tantas cosas que valoro y aprecio con todo el cariño que te tengo. No te olvides de que Paraguay es tu 2º terreno y que no pierdo la esperanza de que algún día sea yo quien pueda visitarte y juntas sentir la brisa del mar y viajar por España. Nunca abandonaré mis sueños sin darle la oportunidad de hacerlos realidad. Todos los momentos buenos que hemos pasado se quedan grabados en el corazón y nada ni nadie podrán arrancarlos porque están llaveados con amor. Sos mi amuleto de la buena suerte". (Dahiana)

"Lastimosamente, todo lo que te quiero decir no cabría en este cuaderno. Sé que no he compartido tanto contigo como otras chicas, pero si desde lejos estuve admirando tu forma de ser que me ha gustado mucho. Quiero que sepas que eres una chica muy linda y buena , espero que nunca cambies y que no dejes que nada ni nadie  borre de tu cara esa sonrisa hermosa que tienes. Quiero que sepas que acá en Paraguay  siempre va a haber una chica que te recuerda con mucha alegría y que siempre te va a recordar con los brazos abiertos...." (Soledad)

Estas cartas son sólo una parte de todas las que han escrito. Una parte mínima del cariño y el amor que incondicionalmente te entregan estos pequeños que tiene que despedir cada poco tiempo a quienes pasan por sus vidas como un suspiro. Voluntarios como yo, que han compartido su día a día por muy poco tiempo que fuera. Prometí que no lloraría, les he reñido a ellas por llora cuando me iba, porque debíamos alegrarnos por habernos encontrado en la vida, por compartir buenos momentos, irrepetibles e inolvidables. Quien esté libre de llorar que me tire una caja de clínex porque no he podido mantener mi promesa.

Cada una de ellos me ha pedido que les deje un regalo de recuerdo, pero obviamente no he podido reunir 300 recuerdos así que le he propuesto al director y hermano Aníbal crear el HUELLACÁN, un árbol de los recuerdos adornado por los zapatos de todos los que han pasado por allí y han dejado huella. Así lo hemos hecho. No sé si durará para siempre, ni tan siquiera si seguirán allí la próxima semana, pero mis botas descansan ahora al lado del monumento de San Isidro y allí colgadas en el cielo llevan escrito un mensaje: "Olaya. SEPT 13: NUNCA DEJÉIS DE SOÑAR".
Ahora estoy con ellas bajo ese árbol mirando al cielo y diciéndoles que cuando estén tristes o quieran recordarme sólo deben mirar hacia arriba y pensar que un día hubo una chica tan enamorada de San Isidro que quiso dejar su huella para siempre. JAMÁS ME IRÉ DE AQUÍ SI ME LLEVÁIS EN VUESTROS CORAZONES POR MUY LEJOS QUE ESTÉ.

Si algún día encontráis este blog y lo leéis, he aquí mi carta para vosotr@s:

Queridos niños y niñas de San Isidro:

Sois la luz que ilumina el mundo, pequeños ángeles caídos del cielo para recordarnos que la esperanza del ser humano está puesta en niños como vosotros. Sois el futuro del mundo y el presente regalo de corazones rotos como lo estaba el mío cuando os encontré. Doy gracias al destino por haberme permitido conoceros. He vuelto a ser niña, a jugar a la goma, a la comba, a polis y a cacos, a tocar la flauta a cantar todo el día sin cesar...Sois la droga más adictiva del mundo.
No me olvidaré de esas carcajadas inocentes,  de esas vocecitas agudas, de veros pescar con el agua por las rodillas y los pies enterrados en el fango, de las llantinas que os entran cuando un amigo os decepciona, de veros abrir esos ojitos cada mañana.... en definitiva, no me olvidaré jamás de que como ya os he dicho una vez, me habéis recordado todo lo que en esta vida, merece la pena.

Vosotros profesores, no os rindáis a pesar del cansancio, tomaros un tiempo al día para pensar lo afortunados que sois porque tenéis en vuestras manos criaturas insaciables de cariño, que regalan todo cuanto tienen por un abrazo. Estáis salvando vidas que sino fuera por la escuela, se perderían en medio del Chaco. Estáis dándole a estos niños un futuro más allá del trabajo en el campo y la miseria de la supervivencia. Empapad bien estas esponjas que dejarían seco el río más caudaloso. Aquí sois padres, madres, amigos y confidentes de 300 personitas que dependen las 24 horas de vosotros y que cada año se lanzan al mundo fuera de la protección que sólo encuentran en San Isidro. En ese mundo, contagiarán a quienes les rodean de todo lo aprendido en estas 80 hectáreas, actuarán cómo han actuado con ellos y serán adultos sanos a los que les han permitido ser niños cuando les correspondía. Alegraros porque sois custodios de la infancia que en otros lugares se está perdiendo y recordad que cada cosa que dais ellos os la devuelven multiplicada por todo lo que tienen.
 
Vine con las manos vacías literalmente y me voy con las muñecas llenas de recuerdos, de pulseras, de anillos que no han dudado en regalarme a pesar de ser, en ocasiones, lo único que tenían. Les daba igual quedarse sin nada con tal de que algo suyo viajara conmigo para que no les olvidara. Pero mis queridos niños...¡olvidaros sería totalmente imposible! Lucharé por recordar tan nítidas como las recuerdo hoy, cada una de vuestras caritas sonrientes por el resto de mi vida.

Una voluntaria que ha encontrado en San Isidro mucho más de lo que ha dado.

Olaya López Alonso.

CAPÍTULO 67: LA ÚLTIMA CENA




Mañana después de comer me voy para no volver, al menos, por un tiempo indefinido. Tal y como me temía, todo esto comenzará a ser un recuerdo en menos de 24 horas pero esta noche es larga y más larga la voy a hacer. Quiero que los niños se vean en pantalla grande como si fueran artistas famosos y con el mismo derecho o más de serlo que muchos que ya se llenan los bolsillos sin merecerlo tanto, así que he preparado una presentación con muchas de las fotos que les he sacado durante estas semanas. Estoy nerviosa, porque la falta de tiempo me ha impedido preparar todo mejor y no sé cómo saldrá. Me dirijo hacia el patio cubierto que sirve de improvisado escenario y cine gigante. Ahora mismo está medio vacío pero ya oigo la marabunta acercarse corriendo tras de mi. En menos de un minuto los bancos de madera están a rebosar, niños por todas partes: en el suelo, en los muros, de pie...también profesores y otros integrantes de la escuela se suman a la fiesta: este regalo es para todos. He elegido canciones que no son tristes sino más bien de esperanza y alegría para que esto no se convierta en una amarga despedida sino que sean media horas de risas y anécdotas compartidas. En mi mano una bolsa de Sugus para darle a los niños al terminar, odio regalarles caramelos que contribuyan a su mala salud dental, pero ¿qué se le puede comprar a 300 niños con mi presupuesto?.
Me giro después de enchufar el pen drive en el ordenador y descubro los bancos llenos y todo el patio hasta los topes. Las niñas y los niños no dejan de llamarme de un lado para otro para preguntarme a qué hora me voy mañana, si les voy a regalar algo o si me quiero sentar a su lado.
Mi lucha desde que llegué, ha sido mentalizarlos de que no pueden decir: "Yo quiero..." para conseguir algo, que deben aprender a solucionar sus problemas y a conseguir las cosas por sí mismos sin esperar regalos de nadie. Acabo de escuchar: "¡Yo no quiero!" , me giré para ver si es que se había equivocado, pero la niña que lo dijo me miró y me dijo : "¡Yo no quiero....yo no quiero que te vayas!" .Me eché una carcajada legendaria oyendo cómo había cambiado la cosa....algo al menos me ha dado tiempo a enseñarles.
Metida en la vorágine de sus llamados y sus abrazos, giré la cabeza hacia el muro y descubrí al hermano Fernando mirándome sonriente. Siempre he querido encontrarme con esa escena, alguien que mire como en una película una imagen tierna que esté viviendo otro e inesperadamente se encuentre sonriendo. Pero más aún me gustó descubrir que la protagonista de esa imagen era yo rodeada de mis pequeños tirando de mi de un lado para otro para darme su cariño. Verlo desde lejos debió ser casi tan bonito como vivirlo.
Apagamos las luces y tras unos segundos batallando con la informática, comenzó la presentación. 233 fotografías que iba pasando con cada golpe de música e iban emocionando y sorprendiendo a grandes y pequeños. Es increíble lo que una simple fotografía puede causar: 300 niños desde los 6 hasta los 16 años riéndose al unísono e invadiendo la sala de oooooohhhhhh! ueeeeeee! jajajjajjaajajjaa...
Se mearon de la risa a ver a una de las niñas más pequeñas con mis gafas de sol gigantes, a otros bailando sevillanas, a otros haciendo teatro, pero sobretodo...al ver las fotos que sacamos con los efectos del Iphoto de mi Mac Book con los caretos retorcidos, estirados, gordos o alargados...es que se meaban!!!
Al terminar las fotos, bajé la música y les puse un vídeo muy cortito que grabé a escondidas en una clase para despedirme de ellos. Miraban a la pantalla, me miraban a mí, volvían a mirar al proyector...¡NO ENTENDÍAN COMO PODÍA ESTAR EN DOS SITIOS A LA VEZ! jajajaj. Me recordó a las clases de cine y fotografía cuando nos contaban los profesores el impacto que causaban las películas en las primeras salas de cine cuando la gente se sorprendía pensando que esas figuras se saldrían de la pantalla. Supongo que pare entender la evolución de cualquier arte, hay que preguntarse cómo surgió, y ésta, mis queridos lectores, fue la clase práctica más realista de mi vida.
Tras la presentación se escuchó un ¡Nooooo! gigante y los niños querían verla de nuevo. Es la mejor señal de que les ha encantado, ahora a aprovechar la última noche, cada segundo de ella será irrepetible, hoy más que nunca, cuidaré de sus sueños como un guardián de su castillo.

domingo, 15 de septiembre de 2013

CAPÍTULO 66: ¡PARAD EL MUNDO QUE YO ME BAJO!



Había experimentado la ilusión por creer en los Reyes Magos, en el ratoncito Pérez, en los cuentos de hadas....pero jamás había sido yo la que creara esa magia. Ayer a Kenia se el cayó una muela, como a la mayoría de las niñas aquí, las caries se apoderaron de ella y tenía un agujero por ambos lados. Cuando estaba a punto de caérsele, se la arrancó como hemos hecho todos de pequeños, jugando con ella para adelante y para atrás hasta que acabó en su mano. Le dije que debía ponérsela al ratoncito Pérez esta noche, y esperar que la recogiera y se la cambiara por alguna sorpresita. Ella me miró desconcertada, no sabía quien era ese tal ratón que quería su diente. Así que le conté la leyenda del Sr. Pérez. Sus ojos se iluminaban con cada palabra y un corro de niñas nos rodearon para escuchar también la historia.  Cuando terminé se marchó ilusionada esperando ya que llegara la noche. Recuerdo como me ilusionaba yo cada Nochebuena, no dormía la noche de reyes y cuando se me caía un diente, esperaba con ansia oír un ruido en el suelo hasta que me quedaba dormida. Todo era maravilloso, hasta que llegó ese fatídico día en el que crecí de golpe, esa etapa en al que en menos de un año, me contaron que los reyes eran los padres, que el ratoncito Pérez también y que las hadas sólo existían en los cuentos. A la edad que ahora tiene Kenia, unos 10 años, toda esa ilusión fue desapareciendo poco a poco, pero hoy en lugar de romper esa magia, he contribuido a crearla.
En un lugar como éste, en el que hay tantas carencias emocionales y  tantos pequeños, conservar la magia, es crear ilusiones con las que se despierten cada día con una sonrisa. El hecho de contribuir con mi granito de arena a que eso sea así, simplemente no se puede explicar con palabras.
Hoy es ya mi último día completo en Pozo Colorado y ayer ya me tuve que esconder en mi cuarto para que me cayeran un par de lágrimas que hicieran que el dique no se desbordara. Por la noche, ayer, cuidando el cine de los pequeños, me senté al lado de Blásida y le acerqué mi mano. Os puedo decir en la hora y media que duró el cine, que no me la soltó ni un instante más que para agarrármela con más fuerza. No sólo me agarraba con fuerza sino que acariciaba con mis dedos su boquita y rozaba sus mofletes en mi palma. Hubo un momento, que tanto era el hormigueo que sentía, que la mano se me quedó fría de la postura y de repente de dijo: "Tu mano está fría" cogió sus dos manitas y apretó mi mano contra su pecho. Entonces sentí su corazón, latiendo fuertemente en mi mano, rápido e intenso como sólo el de un niño lo es. Me dio un vuelco el corazón y la carne se me puso de gallina mientras el ritmo de sus latidos era cada vez más tranquilo: se estaba quedando dormida en mi brazo. Jamás he sentido más felicidad en toda mi vida, no sé explicarlo pero es como la sensación que se debe tener antes de saltar al vacío, adrenalina que te corre por la sangre y los niveles de serotonina por las nubes.
En ese momento estábamos viendo un cuento de princesas Disney, a Yasmin, y ella me iba comentando toda la película: "Esa es mala, esa es buena, esa es muy fea..." todo sin soltar mi mano ni por un instante y quedándose dormida...
Dicen que un voluntariado te cambia la vida, a mi no me ha cambiado la vida, me ha curado por dentro. Que nadie se engañe al pensar que viene aquí a ayudar, porque si se deja, será bastante más lo que estos pequeños ayuden a uno.
Ayer por la tarde les di el hilo de colores que les compré en Filadelfia para hacer pulseras. En fila fueron recogiendo dos, tres y hasta cuatro tramos de hilo para collares, anillos y llaveros. Las mayores, las pequeñas, todo el patio estaba lleno de grupos de niñas sentadas en corro con los hilos atados en sus tenis o en sus dedos del pie creando accesorios.
Les enseñé a hacer pulseras con dos hilos, pero ellas me enseñaron a hacerlas de tres y de cuatro...realmente es un campamento permanente. Música de pachangueo en la radio, niñas cantando y haciendo pulseras al mismo tiempo, charlando sobre los amores, sobre las amigas...¡Dios mío, creo que he vuelto a los 15 y que lo estoy disfrutando más que ellas!.
















Que alguien pare ese vuelo, que las compañías lo cancelen que yo me quedo aquí. No os sintáis ofendidos familia y amigos peor es que creo que he encontrado mi lugar en el mundo.
El otro día una niña se lastimó la rodilla, su compañera de habitación se pasó toda la tarde vistiéndola, siendo su muleta e incluso ayudándola a ducharse. No os hablo de chicas de 15 años, os hablo de niñas de apenas 6 o 7 que hacen de mamás las unas con las otras. Y yo que casi no tengo ya fe en la amistad, volví a creer en ella.
¿Será que soy yo demasiado exigente? Creo que estas niñas me acaba de responder a tantos años de dudas sin tan siquiera abrir la boca...
Ahora mismo estoy descubriendo que escribo más despacio, que como más despacio, que procuro caminar más despacio...no es cansancio, es que creo que mi cerebro piensa que si ralentizo mis movimientos, frenaré el mundo, los días, las horas y mañana, el día de mi partida, llegará más lentamente.
Al despertarlas por la mañana, Kenia me ha dicho que me vio ponerle dos Sugus bajo la almohada y que no vino ningún ratón, pero yo la he convencido de que el ratoncito Pérez no ha podido llegar al Chaco por lo lejos que está y que me había pedido por favor que hiciera su trabajo, pero que guardara bien la muela en mi custodia, que se la debía entregar esta noche cuando pasara por aquí. :)
Hay muchas formas de convertir cada realidad en una dulce espera.